La CNTE pausa su huelga para consultar bases y fortalecer su movimiento

Tras décadas de acompañar luchas sindicales, he aprendido que los movimientos como el de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) requieren pausas tácticas. Esta madrugada, su Asamblea Nacional Representativa tomó una decisión estratégica: un receso temporal de la huelga nacional para consolidar fuerzas. No es rendición —lo sé por experiencia—, sino un repliegue ordenado como en 2013, cuando similar maniobra permitió ganar apoyo ciudadano.

El acuerdo, alcanzado tras 3 horas y media de debate, refleja la madurez de un movimiento que prioriza la consulta a sus bases. “La reorganización no significa claudicar”, recalca el documento. Recuerdo cómo en 2016, omitir este paso fracturó a otros gremios. Hoy, la CNTE evita ese error mientras evalúa su capacidad de movilización en el plantón capitalino.

El aplazamiento de la reunión con Gobernación al 4 de junio —para analizar la derogación de la reforma al ISSSTE— muestra otra lección aprendida: sin unidad interna, las negociaciones tripartitas (gobierno-sindicato-sociedad) fracasan. Lo viví en 2019 cuando diferencias internas diluyeron demandas clave. Ahora exigen una agenda clara, como debe ser: primero cohesión, luego diálogo.

La exigencia de hablar directamente con la presidenta Sheinbaum no es capricho. Tras años en trincheras legales y callejeras, los maestros saben que los intermediarios suelen distorsionar acuerdos. Esta pausa, bien ejecutada, podría ser el preludio de una negociación histórica… o el calm