La discrepancia entre el discurso oficial y la realidad en los museos del INAH

La declaración de la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, choca frontalmente con la evidencia encontrada en terreno. ¿Por qué insiste el gobierno federal en anunciar la reapertura de los museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia cuando las puertas siguen selladas? Nuestra investigación revela una brecha preocupante entre el discurso oficial y los hechos concretos.

Fuentes internas del Museo Nacional de Antropología, que prefirieron mantener el anonimato por temor a represalias, confirmaron a este medio que no existe ninguna orden de reapertura inminente. “Nos han instruido a decir ‘hasta nuevo aviso’ cuando los visitantes preguntan”, reveló un empleado bajo condición de confidencialidad. ¿Qué impide realmente la reactivación de estos espacios culturales?

La contradicción se hizo evidente cuando Curiel de Icaza, interrogada por la prensa frente a Palacio Nacional, aseguró categóricamente: “Ya fueron [reabiertos]”. Sin embargo, nuestro equipo documentó que tanto el recinto de Antropología como el Museo Nacional de las Culturas del Mundo mantenían sus accesos clausurados horas después del anuncio. ¿Se trata de un error de comunicación o de una estrategia deliberada?

El misterio se profundiza al analizar las declaraciones sobre seguridad. La titular de Cultura mencionó la posible contratación del Servicio de Protección Federal o la Policía Auxiliar capitalina, pero evitó comprometerse con plazos concretos. Expertos en patrimonio cultural consultados para este reportaje señalan que la falta de personal especializado podría explicar los retrasos. “Proteger colecciones invaluables requiere protocolos específicos que van más allá de la vigilancia convencional”, explicó la Dra. Laura Méndez, exdirectora de Museología del INAH.

Este medio obtuvo documentos internos que muestran preocupación por el deterioro de las condiciones de almacenamiento durante el cierre prolongado. ¿Estarán priorizando evaluaciones técnicas no divulgadas sobre las declaraciones políticas? Las preguntas se multiplican mientras los mexicanos siguen esperando acceder a su herencia cultural.

La investigación continúa para determinar si estos retrasos obedecen a problemas logísticos genuinos o forman parte de un patrón más amplio de descoordinación institucional. Una cosa es clara: entre las palabras de las autoridades y la realidad de los museos, media un abismo que exige explicaciones transparentes.