La denuncia silenciada
Mientras se conmemoraba el Día Internacional de los Derechos Humanos, el colectivo Mujeres Libres y Soberanas alzó la voz para exponer una realidad sistemáticamente minimizada: violaciones graves a las garantías fundamentales de personas migrantes que ocurren a ambos lados del Río Bravo. Pero, ¿por qué esta denuncia parece ahogarse en el ruido mediático? Nuestra investigación persiste en seguir el rastro del dinero y el sufrimiento para conectar puntos que el discurso oficial mantiene separados.
El motor económico invisible
Pilar Vázquez Calva, vocera del colectivo, nos proporcionó documentos reveladores durante una entrevista exclusiva. Un informe del Bank of America, en colaboración con prestigiosas universidades, muestra una cifra contundente: las mujeres hispanas, tanto migrantes como nacidas en EU, inyectaron 1.3 billones de dólares al Producto Interno Bruto estadounidense en 2021. Este aporte representa un crecimiento superior al 50% en una década. “Debemos reconocer los esfuerzos de las mujeres migrantes, una fuerza laboral y económica vital”, afirmó Vázquez Calva. Los datos indican que su contribución representa el 7.9% de la fuerza laboral, y el 36.3% de las madres latinas inmigrantes son el principal sostén económico de sus hogares. Esto plantea una pregunta incisiva: ¿por qué se criminaliza y vulnera a un grupo que constituye un pilar tan fundamental para la economía?
El lado oscuro: deportaciones y fractura social
Sin embargo, este aporte económico convive con una realidad sombría. Angélica Pérez del Valle, otra activista del grupo, nos entregó testimonios y estudios que detallan el impacto desgarrador de las deportaciones. “Conllevan la separación de familias, con graves consecuencias emocionales“, señaló. Un estudio con 500 niños que tenían familiares detenidos documentó síntomas persistentes: pérdida de apetito, pesadillas, ansiedad, ira y retraimiento. “Cuanto más dura la separación, mayores son los síntomas“, recalcó.
Pero la crisis no se detiene en la frontera norte. Pérez del Valle describe cómo ciudades fronterizas mexicanas colapsan bajo la presión de recibir personas deportadas, enfrentando una demanda insostenible de servicios básicos, vivienda y empleo, en medio de un contexto preexistente de violencia, inseguridad y pobreza. ¿Quién asume la responsabilidad por esta crisis humanitaria en cadena?
La revelación final: familias mixtas y la hipocresía del sistema
La investigación culmina con una revelación que cuestiona la narrativa establecida. Aunque es difícil cuantificarlo con exactitud, millones de niños en Estados Unidos, muchos de ellos ciudadanos estadounidenses, son afectados por las políticas de deportación al tener al menos un progenitor indocumentado. Esto crea familias mixtas donde niños con pleno derecho constitucional viven con el trauma de la separación o la amenaza constante.
El colectivo denuncia un trato cruel por parte de autoridades migratorias y policiales hacia niños y mujeres migrantes. “Los migrantes son personas humanas con la misma dignidad. Pedimos que se les respete y no se les niegue su derecho a debido proceso“, exclamó Pérez del Valle. La conclusión de nuestro recorrido es clara: existe una doble crisis, económica y humanitaria, donde se explota la contribución laboral mientras se destroza el tejido familiar y social. La verdad oculta es que el costo del crecimiento económico reportado tiene, en el otro lado del balance, una factura de sufrimiento humano que alguien está intentando que no sumemos.



















