La justicia absuelve a Abarca mientras las familias de Ayotzinapa claman por respuestas

En un giro digno de los mejores guiones de telenovela judicial, un Tribunal Colegiado confirmó que el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, es tan inocente del secuestro de los 43 normalistas como un bebé recién nacido. ¡Qué alivio para la moral pública! Eso sí, no se emocionen demasiado: el caballero seguirá disfrutando de las instalaciones del penal del Altiplano, donde cumple condena por otras cosillas menores como lavado de dinero y, ya saben, el asesinato de su propio síndico. Detalles sin importancia.

El Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito, con sede en Reynosa (porque qué mejor lugar para impartir justicia que la cuna del narco), decidió que los padres de las víctimas no tienen derecho a amparo alguno. ¿Motivo? Según los ilustres magistrados, las familias “no tuvieron participación” en el caso. ¡Brillante razonamiento! Como si los afectados necesitaran ser abogados penalistas para exigir justicia por sus hijos desaparecidos.

Mientras tanto, Santiago Aguirre Espinosa, director del Centro Prodh, sigue intentando navegar este laberinto kafkiano donde los acusados salen absueltos por falta de pruebas, las sentencias se confirman sin explicaciones claras, y el único que parece estar cumpliendo condena es el sentido común. El Tribunal de Apelación, en su infinita sabiduría, ratificó lo que ya se sabía desde 2019: en México, la justicia es como un reloj descompuesto, que a veces da la hora correcta por pura coincidencia.

Así las cosas, el sistema judicial mexicano demuestra una vez más su asombrosa capacidad para encontrar culpables… cuando no son los poderosos. Mientras Abarca sigue su vida tras las rejas (por otros delitos, claro), las familias de Ayotzinapa siguen esperando respuestas que, al ritmo actual, llegarán aproximadamente cuando los cerdos vuelen. ¡Bravo por la justicia selectiva!