La justicia celebra con tres años la impunidad de siempre

En un acto de justicia ejemplar —tan ejemplar que casi parece ficción—, un juez federal ha condenado a tres años de cárcel a Jesús “C”, un ilustre servidor público del sector salud, por el atroz delito de violar la intimidad sexual de una mujer. ¡Tres años! Toda una hazaña para un sistema que suele premiar a los depredadores con ascensos y palmaditas en la espalda.

El caso, digno de un manual de lo que no debe ser la impartición de justicia, comenzó cuando este moderno caballero de la salud pública decidió compartir en un grupo de WhatsApp —ese refugio de la moralidad contemporánea— fotografías íntimas sin consentimiento. La Fiscalía Especializada en Delitos contra Mujeres (FEVIMTRA), esa entidad que todos sabemos funciona a la perfección, tardó solo un año en llevar el caso a juicio. ¡Eficiencia pura!

Tras un proceso penal más rápido que un trámite burocrático promedio (lo cual no es decir mucho), el juez dictó sentencia en una audiencia de procedimiento abreviado, porque ¿para qué perder tiempo con detalles como la dignidad de la víctima? Además de la condena risible, el acusado deberá pagar una reparación del daño —seguramente con el dinero que ahorró en ética— y sufrir la suspensión de sus derechos políticos, que, como todos sabemos, es el verdadero castigo para quien solo quería divertirse un poco a costa de una mujer.

Mientras tanto, el sistema de salud pública sigue tan robusto como siempre, protegiendo a sus funcionarios… excepto cuando se les pilla con las manos en la masa (o en el teléfono). ¡Bravo por la justicia selectiva!