La milagrosa prosperidad del huachicol en tiempos de bonanza
En un alarde de realismo mágico institucional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo proclamó el ocaso del huachicol y el renacimiento de las utilidades petroleras, justo cuando la paraestatal confesaba ante los reguladores estadounidenses que el desfalco de hidrocarburos constituye su principal amenaza operativa.
“¿Está enterada de este reporte? ¿Qué piensa, porque, evidentemente, al admitir que en cierta forma ha fracasado hasta el momento y está en riesgo la operatividad de la empresa?”, le espetaron durante su ritual mañanero en el Palacio Nacional.
“No, no ha fracasado”, declaró la mandataria con la convicción de quien descubre agua seca.
“A lo mejor el director de Pemex podría explicarnos por qué este señalamiento o por qué se advierte a Estados Unidos”, insistió la inquisición periodística.
“Hay que ver la redacción de cómo lo incorporaron. ¿Sí es un riesgo? Pues sí, es un riesgo para las ventas de Pemex”, filosofó la Presidenta, como si el hurto de combustible fuera una mera cuestión de marketing literario.
Descartó con un gesto imperial que las operaciones de Petróleos Mexicanos estén en peligro, y ensalzó la labor triunfal de la empresa, la Secretaría de Energía y la Secretaría de Hacienda por reducir el pasivo financiero, como si los números contables pudieran tapar los agujeros de los ductos.
“Primero, el huachicol de picar los ductos, ese ha disminuido muchísimo, todavía se llega a presentar, pero ha disminuido mucho. Y la importación ilegal de combustible, o la importación sin pagar impuestos, porque ese es el tema, se importa sin que se reporte que es combustible, sino reportando otro producto, también ha disminuido”, explicó trazando una frontera nítida entre el crimen residual y la bonanza general.
“¿En qué se puede observar? En el incremento de las ventas de Pemex y de los privados”, argumentó Sheinbaum con lógica circular impecable. Señaló que los importadores de gasolina reportan mayores transacciones en los expendios y Pemex ha incrementado su comercialización: “Entonces, si ha incrementado la venta legal de combustible y las ganancias de Pemex y de los privados, pues quiere decir que disminuye la recarga ilegal en las gasolineras de combustible, es la mejor señal”.
Reconoció, con magnanimidad, que “todavía ocurre” en proporciones ínfimas, pero prometió combatirlo hasta su total erradicación, en un futuro tan lejano como la autosuficiencia energética.
