La red de corrupción que une a políticos mexicanos con empresarios españoles

En mis años cubriendo escándalos de corrupción, pocos casos ilustran tan claramente cómo las redes de influencia trascienden fronteras como este. El exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, y el diputado morenista Pedro Haces, según documentos judiciales, facilitaron el acceso en México a un grupo de operadores españoles ahora investigados por un entramado de sobornos que amenaza la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez.

Recuerdo cuando, en 2019, comenzaron a circular rumores sobre los viajes de José Luis Ábalos, entonces ministro de Transportes español, a México. Hoy sabemos que esos viajes -con reuniones clave con Murat, Haces y el exlíder senatorial Ricardo Monreal- no eran meras visitas protocolarias. Según confesiones ante la Audiencia Nacional española, el empresario Víctor de Aldama, cerebro del llamado Caso Koldo, operó como “agregado comercial” fantasma en Oaxaca, usando sus conexiones políticas para impulsar proyectos aeroportuarios y rutas aéreas.

Lo más revelador, como suele ocurrir en estos casos, está en los detalles menores: las playeras del equipo Zamora (propiedad de De Aldama) exhibiendo los nombres de Murat, su padre, y Haces, no eran simple cortesía. En este negocio, cada gesto tiene precio. La investigación de la Guardia Civil desveló pagos millonarios a empresas como Eliminalia para borrar rastros digitales de escándalos -técnica que he visto repetirse desde Panamá hasta Madrid.

Este modus operandi internacionalizado muestra una cruda realidad: cuando el poder político y los intereses empresariales se entrelazan sin controles, las fronteras nacionales son meras formalidades. La ironía final? Mientras el gobierno español lucha por contener el escándalo, en México los implicados siguen operando con impunidad característica. Haces prometió “dar su versión”, pero en 15 años de periodismo, he aprendido que en estos casos el silencio suele ser más elocuente que las declaraciones.