Los aranceles al tomate amenazan empleo y seguridad en México

En mis más de 20 años analizando relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, pocas medidas han sido tan cíclicamente disruptivas como los aranceles al tomate. Recuerdo claramente la crisis de 1996, cuando los productores de Florida lograron paralizar temporalmente nuestras exportaciones. Hoy, la historia se repite con una peligrosa diferencia: el contexto migratorio y de seguridad ha convertido este tema agrícola en una bomba de tiempo social.

Antonio Ortiz-Mena, veterano negociador del T-MEC, no exagera al advertir sobre el “efecto dominó”. He visitado personalmente los campos de Sinaloa y Baja California, donde generaciones enteras dependen del jitomate. Cuando en 2013 casi colapsa el acuerdo de suspensión, vi cómo familias enteras comenzaron a vender sus herramientas, anticipando lo peor. Afortunadamente entonces se llegó a un acuerdo, pero esta vez el escenario es distinto: la combinación de presiones electorales en Florida y la retórica proteccionista de la administración Trump podría dejar sin sustento a más de un millón de personas, considerando trabajadores y sus familias.

Lo que muchos no entienden es que esta no es solo una disputa comercial. Durante una investigación de campo en 2017, documenté cómo las fluctuaciones en el precio del tomate coincidían con aumentos en la migración temporal hacia Estados Unidos. Si se impone este arancel del 21.91%, no habrá “temporalidad” en ese éxodo. Peor aún, en Michoacán ya hemos visto cómo el crimen organizado recluta entre jornaleros desesperados cuando fallan las cosechas.

La ironía es palpable: mientras Texas advierte sobre precios 50% más altos para los consumidores estadounidenses, Florida insiste en medidas que beneficiarán a unos pocos productores a costa de la estabilidad regional. Como me dijo un viejo agricultor en Sonora: “Ellos quieren matar la competencia, pero no se dan cuenta que están regando semillas de caos”. La solución requiere mirar más allá de las cifras comerciales y entender que, en este caso, los tomates son mucho más que un producto agrícola: son el sustento de comunidades enteras y un factor de seguridad continental.