Michoacán lanza su ejército verde con drones contra la deforestación

En un acto de heroísmo ecológico digno de una película de ciencia ficción, el gobierno de Michoacán ha decidido que la mejor forma de combatir la deforestación es imitar a los pájaros, pero con drones. Sí, porque nada dice “respeto por la naturaleza” como lanzar semillas desde el cielo con máquinas que suelen asociarse más a guerras que a jardinería. El “ejército verde”, como lo han bautizado con un entusiasmo que raya en lo militarista, promete reforestar 14 mil hectáreas con 10 millones de árboles, porque, al parecer, en Michoacán han descubierto que la solución a todo es hacer las cosas a lo grande… o mejor dicho, a lo gigante.

El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, en un alarde de innovación que dejaría sin palabras al mismísimo Steve Jobs, anunció que usarán aviones y drones para sembrar pinos desde el aire. Porque, claro, ¿para qué caminar como mortales comunes cuando puedes bombardear el paisaje con semillas? La técnica, descrita como “revolucionaria”, parece más bien un intento desesperado por compensar años de negligencia ambiental con un espectáculo tecnológico. “Es una prueba piloto”, dicen, como si estuvieran lanzando una app y no intentando salvar un ecosistema.

Entre las zonas privilegiadas por esta lluvia de esperanza verde está la Biósfera de la Mariposa Monarca, porque qué mejor manera de honrar a unas criaturas que migran miles de kilómetros que perturbando su hábitat con el zumbido de drones. También están las comunidades indígenas, que seguramente estarán encantadas de que les caigan semillas del cielo sin previo aviso. Pero el premio mayor va para el lago de Pátzcuaro, donde se plantarán dos millones de árboles, medio millón más que el año pasado, porque en Michoacán la reforestación es como una competencia: siempre hay que superar el récord anterior.

Y como no podía faltar en esta épica batalla contra la deforestación, el gobierno estatal ha invertido 3 mil millones de pesos en un teleférico en Uruapan, porque nada combate el cambio climático como un paseo en cabina suspendida. Eso sí, para compensar, plantarán 70 mil árboles en la zona urbana, porque al final, todo se trata de equilibrio: destruyes por un lado, siembras por otro. En un gesto que bordea lo poético, el gobernador también firmó un decreto para proteger los manantiales de Urandén, demostrando que, en política ambiental, siempre hay tiempo para los gestos grandilocuentes… aunque lleguen un poco tarde.

Así que prepárense, ciudadanos, porque Michoacán está a punto de convertirse en el escenario de la película más surrealista del año: donde los drones son los nuevos jardineros, los políticos los héroes verdes, y los árboles, simples estadísticas en una guerra contra el sentido común.