Noroña exige dignidad para migrantes mientras Trump amenaza con impuesto

En un acto de heroísmo retórico digno de un cómic, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, descendió desde su torre de marfil en la Ciudad de México hasta las polvorientas calles de Reynosa para proclamar su solidaridad con las familias migrantes. “¡Exigimos respeto!”, declaró, como si las leyes migratorias de Estados Unidos se redactaran con lágrimas de empatía en lugar de tinta partidista.

“Claro que nuestros vecinos del norte tienen derecho a decidir quién cruza su sagrada frontera”, concedió con ironía, “pero ¿acaso no están obligados a tratar a los migrantes como seres humanos y no como piezas de un ajedrez geopolítico?”. La multitud, compuesta mayormente por periodistas y algún que otro perro callejero, aplaudió cortésmente.

Y como todo buen discurso político que se precie, Noroña no podía dejar de mencionar la próxima reunión entre la “compañera presidenta” y el magnate Donald Trump. “Ojalá no impongan ese impuesto a las remesas”, suplicó, ignorando que el destino de los migrantes suele decidirse entre canapés y fotos protocolarias.

Para cerrar con broche de oro, el senador aseguró que el gobierno federal ya está trabajando en un programa “favorable” para los migrantes. Por supuesto, no dio detalles, porque en el mundo de la política, las promesas vagas son como los unicornios: todos hablan de ellos, pero nadie los ha visto.