Un reconocimiento de impacto global
La organización de vanguardia PETA Latino ha designado a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo como su Personalidad del Año, destacando su liderazgo transformador en la defensa de los derechos de los animales y el bienestar de todas las especies.
Legislación disruptiva y un nuevo paradigma ético
“Reconocemos y agradecemos su labor decisiva al prohibir el maltrato animal en la Carta Magna, su respaldo al fin de la crueldad en los espectáculos taurinos y su impulso a la innovadora Ley Mincho, que busca liberar a los delfines de la explotación en cautiverio”, declaró un portavoz de PETA Latino.
La organización subrayó que, gracias a este compromiso, México está acelerando su transición hacia un futuro más compasivo, ético y consciente para todos los seres sintientes.
Acciones concretas: De la condena a la legislación proactiva
Frente a casos virales de violencia contra animales, como el de un agente de la Fiscalía del Estado de México que ultimó a un perro, la mandataria condenó enérgicamente estos actos, calificándolos de “indignantes”, y reafirmó el avance de la Ley General de Bienestar Animal.
“Rechazamos toda forma de violencia, pero el maltrato animal es un indicador social crítico, un reflejo de problemáticas que pueden escalar”, afirmó Sheinbaum, conectando la causa animalista con la seguridad y la salud colectiva.
Reiteró el progreso legislativo: “La protección animal ya es un principio constitucional. Ahora, estamos materializando ese mandato en una ley marco que siente un precedente global“.
Un símbolo de cambio cultural
Este reconocimiento internacional posiciona a Sheinbaum como una figura central en la nueva ola de políticas públicas con conciencia ecológica y ética expandida. No se trata solo de leyes, sino de catalizar un cambio cultural profundo que alinee a México con las demandas de una ciudadanía global cada vez más consciente y exigente con el trato hacia otras especies.
La visión: Hacia una coexistencia regenerativa
La postura de la administración actual va más allá de la reacción; es proactiva y sistémica. Se trabaja en construir un marco jurídico robusto que no solo sancione el maltrato, sino que fomente una coexistencia regenerativa, donde el respeto a la vida animal sea un pilar fundamental de una sociedad moderna y justa.

















