Mientras la temporada alta de comercio global exige máxima eficiencia, una decisión silenciada amenaza con estrangular los puertos de México. ¿Por qué, en el momento más crítico, las autoridades deciden implementar horarios reducidos? La investigación revela un decreto que, del 15 de diciembre de 2025 al 2 de enero de 2026, limitará la ventanilla única a apenas cuatro horas diarias, sembrando el caos en la cadena logística nacional.
El documento que encendió las alarmas
La alerta no surgió de un comunicado oficial amplio, sino de una publicación en redes sociales de la Dirección General de Puertos. Nuestra indagación confirmó con múltiples fuentes—agentes aduanales, operadores logísticos y transportistas—que este recorte operativo no es una sugerencia, sino una directiva. La pregunta obligada es: ¿se evaluó el impacto real antes de emitirla? La justificación oficial alude a la “rutina decembrina”, un término vago que contrasta con la urgencia del comercio internacional.
Un sistema al borde del colapso
En México, el 34% de las mercancías dependen del tráfico marítimo, según la Secretaría de Marina. Aunque las autoridades insisten en que los procedimientos no se suspenden, la lógica operativa desmiente ese optimismo. Las Capitanías de Puerto y las Administraciones Portuarias (Asiponas) son el cerebro que autoriza cada movimiento. Reducir su ventanilla es, en la práctica, ralentizar el ritmo cardiaco de la logística. Operadores en recintos clave como Manzanillo, Ensenada y Lázaro Cárdenas anticipan, en entrevistas exclusivas, cuellos de botella inevitables y demoras en cascada.
La reunión de emergencia y lo que no se dice
Frente a esta medida, la comunidad marítima convocó a un encuentro urgente. Sus testimonios pintan un panorama preocupante: no se trata solo de incomodidad, sino de una pérdida tangible de competitividad. Mientras los puertos globales operan 24/7, México parece dar un paso atrás. La circular del puerto de Ensenada, firmada por el capitán Luis Carlos Cisneros Burciaga el 11 de diciembre, actuó como el primer dominó. Otras Asiponas ya la replican, confirmando un patrón coordinado desde la Dirección General Adjunta de Capitanías de Puerto (DIGACAP).
La revelación final: un freno calculado
Tras conectar los puntos, la narrativa oficial de “rutina” se desmorona. Expertos consultados coinciden: este frenazo operativo en periodo de alta demanda no es un mero ajuste administrativo, sino una decisión con consecuencias económicas profundas. Revela una desconexión peligrosa entre la planificación logística y la realidad del comercio exterior. La conclusión es clara: en el momento en que el país debería demostrar su capacidad, elige conscientemente limitarla, exponiendo las vulnerabilidades de un sistema que prioriza la conveniencia administrativa sobre la eficiencia económica.
