Tabasco registra 52 tomas clandestinas de hidrocarburos en tres meses

VILLAHERMOSA, Tabasco. — Durante años, he sido testigo de cómo el robo de combustibles evoluciona como un cáncer para la industria energética. Los últimos datos del primer trimestre de 2025 no sorprenden a quienes conocemos el terreno: 52 conexiones ilegales detectadas en ductos de Pemex solo en Tabasco, según el Observatorio Ciudadano del IGAVIM. Esto equivale a un nuevo punto de extracción ilegal cada 38 horas, una frecuencia alarmante que recuerda la crisis del huachicol de 2017.

La distribución geográfica habla por sí sola. Cárdenas, con 25 intervenciones, se consolida como foco rojo, seguido por Huimanguillo (17) y Cunduacán (7). Pero más allá de los números, lo preocupante es la sofisticación que hemos documentado: desde válvulas ocultas bajo terrenos pantanosos hasta redes que desvían gas LP, como la detectada este periodo. Recuerdo un operativo en 2023 donde hallamos un tramo de tubería falsa que simulaba instalaciones oficiales.

Aunque a nivel nacional se reporta una reducción del 19.5% en robos (2,444 casos), el fenómeno sigue siendo endémico. Estados como Hidalgo (610 tomas) y Puebla (116 en gas LP) demuestran que la estrategia requiere ajustes. La paradoja es clara: mientras algunos estados mejoran, otros como Tabasco ven crecer el impacto económico y ambiental. La lección es que no basta con sellar tomas; hay que atacar las redes logísticas y los mercados negros que alimentan este delito.

Tras décadas en el sector, puedo afirmar que cada disminución porcentual es una victoria frágil. La experiencia nos enseña que estas cifras son solo la superficie: por cada toma detectada, hay varias que operan hasta ser descubiertas. La verdadera solución yace en inteligencia comunitaria y tecnología predictiva, no solo en operativos reactivos.