Tormenta en Yucatán revela vulnerabilidad de la infraestructura urbana

Un evento climático expone las grietas en la ciudad

Una precipitación de intensidad excepcional descargó este mediodía sobre Mérida, transformando en cuestión de minutos calles en ríos y dejando a su paso un panorama de caos y desconexión. Pero, ¿fue solo un fenómeno meteorológico aislado o un síntoma de una vulnerabilidad urbana más profunda que las autoridades han pasado por alto?

Nuestra investigación revela que los encharcamientos severos que paralizaron el centro histórico y los apagones simultáneos que sumieron en la oscuridad a colonias como Chuburná, Juan B. Sosa e Itzimná, no fueron incidentes aislados. Fuentes dentro de Protección Civil de Yucatán (Procivy), bajo condición de anonimato, confirmaron que la red eléctrica y de drenaje opera de manera precaria ante eventos de esta magnitud, una realidad que los reportes oficiales suelen minimizar.

El pavimento mojado se convirtió en una trampa. Documentamos al menos dos siniestros viales graves: una colisión en la calle 55 de San Antonio Cucul que involucró a una camioneta y un vehículo de trabajadores, y otro automóvil que salió de la carpeta asfáltica cerca de City Center. La suerte evitó víctimas mortales, pero plantea una pregunta incisiva: ¿la señalización y el mantenimiento vial son adecuados para estas condiciones?

¿Cuál es el origen real de esta tormenta? Procivy atribuyó el evento al ingreso de aire marítimo tropical y una vaguada. Sin embargo, expertos climatológicos consultados sugieren un patrón recurrente que podría intensificarse. La verdadera pregunta que emerge de entre el agua estancada es si la infraestructura de la ciudad está preparada para el nuevo rostro del cambio climático en la región, o si seguiremos siendo testigos de cómo una lluvia torrencial revela, con crudeza, las fallas que el sol yucateco normalmente oculta.