La escalada de violencia en Sinaloa desafía las estrategias de seguridad, con masacres y mensajes de terror entre carteles.
La justicia estadounidense toma un giro inesperado en el caso del heredero del cártel más poderoso.
La combinación letal de violencia y sequía paraliza los campos sinaloenses, disparando costos y generando escasez laboral.