El sector gasero exige ajuste tarifario para evitar un paro nacional

Las empresas distribuidoras de gas licuado (LP) están al borde de un paro nacional en junio si el gobierno no autoriza un incremento de 4.24 pesos en el precio del combustible. ¿Es este el momento de repensar el modelo energético mexicano?

En un movimiento sin precedentes, los operadores legales del sector han exigido una reunión urgente con la presidenta Claudia Sheinbaum y la secretaria de Energía, Luz Elena González, para evitar lo que describen como un colapso inminente de la industria. ¿Por qué esperar hasta que sea demasiado tarde?

La realidad es cruda: los topes de precios impuestos desde 2021 han creado una bomba de tiempo económica. Las empresas no pueden cubrir costos operativos básicos, llevando a despidos masivos y amenazando con el cierre de compañías enteras. ¿Es esta la forma de manejar un sector estratégico para 100 millones de mexicanos?

La AMEXGAS reveló datos alarmantes: la “Tarifa de Distribución” redujo ingresos hasta en 50%, imposibilitando el mantenimiento de flotillas, pago de nóminas y hasta la compra de insumos básicos. ¿Cómo puede funcionar una industria estrangulada financieramente?

Pero hay más: los distribuidores denuncian un ambiente regulatorio hostil, con permisos bloqueados y medidas que distorsionan el mercado. “La SENER actúa como verdugo, no como regulador”, afirman. ¿Está México saboteando su propia infraestructura energética?

La solución propuesta es clara: un ajuste de 4.25 pesos en la tarifa para garantizar suministro continuo. Sin embargo, pese a las advertencias, no hay señales de diálogo. ¿Estamos ante otra crisis evitable que se convertirá en emergencia nacional?

Con el 76% de los hogares mexicanos dependiendo del gas LP para cocinar y calentar agua, el impacto de un paro sería catastrófico. Los gaseros lanzan un ultimátum: “Ajuste tarifario o cierres masivos”. ¿Escuchará el gobierno antes de que sea demasiado tarde?

Esta crisis revela una verdad incómoda: cuando la política choca con la realidad económica, siempre pierden los ciudadanos. ¿No es hora de reinventar nuestro modelo energético con visión de futuro?