El himno nacional se convirtió en tragedia griega en pleno ring de la WWE

En un giro tragicómico que hubiera hecho llorar de emoción a los puristas del patriotismo, la WWE — ese circo posmoderno donde los héroes llevan máscaras y los villanos contratos millonarios — decidió que nada une más a dos naciones que un par de banderas y un himno mal cantado. Así, previo al evento World’s Collide (alias “el choque de egos trasnacionales”), desplegaron los lábaros patrios de México y Estados Unidos con la solemnidad de un noticiero matutino.

En el centro del cuadrilátero, como si fueran estatuas ecuestres pero sin caballos, se alinearon Triple H, Shawn Michaels, Blue Demon Jr., Pagano y la licenciada Marisela Peña — porque ¿qué sería de la patria sin un abogado cerca? —. Entonces apareció Deyra Barrera, ataviada con un traje de mariachi tan espectacular que casi eclipsó su hazaña: convertir el Himno Nacional en una versión freestyle. La cantante, en un arranque de creatividad lírica, decidió improvisar la parte final de la melodía, como si fuera un spoiler de telenovela.

Blue Demon Jr., cuya máscara azul es tan expresiva como un emoji de WhatsApp, mostró su descontento con una mirada que podría derretir acero. Mientras, el público en el Kia Forum — esos mismos espectadores que aplauden cuando un luchador se estrella contra el suelo — se transformó en un jurado de Operación Triunfo, coreando: ¡No se lo sabe! como si el error fuera un crimen de lesa patria.

Las redes sociales, ese tribunal popular donde la indignación tiene más likes que la razón, ardieron en llamas. Porque, claro, ¿qué mayor amenaza para la identidad nacional que una nota desafinada en un espectáculo donde hombres disfrazados simulan golpearse con sillas? La cultura, al fin y al cabo, debe defenderse… aunque sea entre body slams y tag teams.