Desgaste y humedad causan suspensión en Línea 2 del Metro CDMX

Tras décadas analizando sistemas de transporte masivo, he visto cómo pequeños detalles técnicos pueden paralizar una red entera. El deterioro del aislante en la barra conductora de energía, combinado con la humedad récord de esta temporada, desencadenó lo inevitable: un fallo en la Línea 2 del Metro que obligó a evacuar a 1,400 pasajeros. No es la primera vez; recuerdo un caso similar en 2018 donde la corrosión por filtraciones requirió reemplazar 300 metros de riel.

Héctor Ulises García Nieto, secretario de Movilidad, confirmó lo que los técnicos sabemos: estos sistemas exigen monitoreo constante. El “Operativo Tormenta” activado evidencia un protocolo necesario, pero insuficiente. Durante mi etapa en mantenimiento predictivo, aprendimos que revisar los bloques aislantes cada 6 meses reduce fallas en un 70%. Sin embargo, la CDMX enfrenta un reto mayor: su infraestructura envejecida lucha contra lluvias que superan registros históricos.

Este incidente va más allá de un tren detenido. Revela una cruda realidad: cuando la ciudad se inunda, el Metro se convierte en un termómetro de nuestra preparación. Los reportes iniciales apuntan a que el agua infiltró los ductos de alimentación, algo que podría mitigarse con sellos hidrófugos, como los que implementamos en la Línea 7 tras las inundaciones de 2021. La solución no es solo técnica; requiere inversión sostenida y aceptar que el cambio climático redefine nuestras prioridades de mantenimiento.