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El Bachillerato Nacional garantiza el derecho a la educación media superior

Un sistema unificado que rompe con décadas de fragmentación y garantiza el acceso gratuito a la preparatoria para todos los jóvenes.

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La Unificación de un Sistema Fragmentado: Una Lección de Equidad

Desde mis años en las aulas y luego en la gestión pública, he sido testigo de la dolorosa fragmentación de nuestra educación media superior. Más de 35 subsistemas operaban como islas, creando una jerarquía artificial de escuelas “buenas” y “malas” que, en la práctica, negaba el derecho a la educación a miles de jóvenes. Hoy, ver materializarse el Bachillerato Nacional no es solo un logro político; es la culminación de una lucha de décadas por la justicia educativa.

El Derecho, No el Privilegio

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lo afirmó con claridad en el Antiguo Colegio de San Ildefonso: el sello de esta reforma es el derecho. He comprobado que cuando la educación se trata como un privilegio, se pierden talentos invaluables. La instrucción de verificar que en ninguna preparatoria pública se cobre colegiatura es crucial. Recuerdo casos de estudiantes brillantes que, hace años, truncaron sus estudios por cuotas “voluntarias” que sus familias no podían costear. Este mandato acaba con esa práctica excluyente.

Un Modelo Construido desde las Aulas

Lo más valioso de este modelo de educación es que no se diseñó en un escritorio. Se construyó con la sabiduría de maestros, la visión de especialistas y, lo más importante, con las voces de los propios estudiantes. Ellos propusieron las especialidades integradas, alineadas con el Plan México en áreas como inteligencia artificial y electromovilidad. Esto asegura que su formación de especialistas sea relevante para el futuro del país.

Doble Certificación: Teoría y Práctica que se Unen

La genialidad del modelo reside en la doble certificación: el Bachillerato General para acceder a la Educación Superior y el Bachillerato Tecnológico con un título técnico avalado por una institución pública. Esta dualidad responde a una necesidad histórica: terminar con la divorcio entre la formación académica y la capacitación técnica. Ahora, un estudiante sale no solo con la base para una carrera universitaria, sino con una habilidad concreta y certificada para el mundo laboral.

El Compromiso de las Instituciones y el Futuro

El respaldo del rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, es fundamental. La educación media superior y la superior deben ser un continuum, no compartimentos estancos. La estrategia “Mi derecho, mi lugar”, que ya garantiza un espacio a más de 272 mil estudiantes, debe ir acompañada de una expansión de la matrícula en las universidades públicas. El ciclo de inclusión solo estará completo cuando every joven que termine el bachillerato tenga una ruta clara hacia la profesionalización.

Este Bachillerato Nacional, potenciado por las becas Benito Juárez, es quizás la reforma educativa más significativa en materia de justicia social e inclusión de las últimas décadas. No es solo un cambio administrativo; es un cambio de paradigma que devuelve a la educación su esencia: ser el gran equalizador social.

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