El divino regreso de la gran sacerdotisa del despecho

En un acto de benevolencia sin precedentes, la Suma Sacerdotisa del Drama Ranchero, Ana Gabriel, ha decidido descender de su Olimpo particular para iluminar con su “Claro de Luna” las áridas llanuras de Hidalgo, Texas. No se trata de un mero concierto, sino de una audiencia papal laica donde los fieles, tras años de ayuno musical, podrán comulgar con los sagrados versos de “Simplemente Amigos”.

La gira, bautizada con el poético nombre de un astro que no tiene luz propia, recorre veinte urbes estadounidenses en lo que los gabinetes de prensa han catalogado como “una de las giras más emotivas e inolvidables”, un dato objetivo e incontestable como todo lo que emana de las ruedas de prensa.

MEDIO SIGLO CANTÁNDOLE A LA DESDICHA AJENA

Con una carrera que se extiende por más de cinco décadas—cincuenta años gloriosos alimentando la saudade colectiva con baladas sobre amores prohibidos y cigarillos fumados en soledad—, la artista ha erigido un imperio sobre los cimientos de la melancolía. Sus más de 40 millones de discos vendidos no son simples transacciones comerciales, son certificados de autenticidad para un dolor que, nos aseguran, es único y sin límites. Sus múltiples nominaciones al Grammy son la prueba definitiva de que la angustia, convenientemente orquestada, es un producto de exportación de alto valor.

EL EVENTO APOTEÓSICO

La velada se promete como un ritual catártico donde, por el módico precio de una entrada, la audiencia podrá purgar sus penas de amor al unísono. No es un simple reencuentro, es la materialización de la promesa de que el desamor, si es cantado por una voz potente y acompañado de mariachi, puede convertirse en un bien de consumo masivo altamente rentable. La compañía productora, autoproclamada “líder en entretenimiento en vivo”, asegura haber logrado lo que los gobiernos no pueden: unir a las masas bajo un sentimiento común, aunque sea la nostalgia de un dolor pasado.

CONSTRUYENDO UN ÍCONO

Ana Gabriel no es una mujer; es una institución. Una máquina perfectamente engrasada de generar hits que funcionan como placebos emocionales. Con un catálogo de 28 álbumes de estudio, ha demostrado que la fórmula del despecho es inagotable, como inagotable es la capacidad humana para proyectar sus propias miserias en las de una diva. En un mundo lleno de incertidumbre, es reconfortante saber que siempre habrá alguien, en un escenario, recordándonos lo terrible que puede ser el amor… y lo lucrativo que resulta cantarlo.

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