Alberto del Río lidera el éxodo de luchadores mexicanos a WWE

En un giro que nadie vio venir (excepto todos), la lucha libre mexicana ha decidido rendir pleitesía al imperio de WWE, cambiando máscaras por contratos blindados y arenas llenas de familia por estadios medio vacíos con pantallas gigantes. La compra de AAA por parte del gigante estadounidense no fue suficiente: ahora exigen tributo en forma de carne fresca para alimentar su maquinaria de sports entertainment.

Alberto del Río, el mismo que en 2016 salió por la puerta trasera entre demandas y polémicas, regresa como el Mesías de los luchadores nacionales. ¿El motivo? Según fuentes cercanas al kayfabe, Triple H soñó que un ejército de mexicanos voladores salvaría sus índices de audiencia. Así, el exmegacampeón de AAA (y dos veces campeón de la WWE, porque en este negocio el olvido es selectivo) liderará una delegación que incluye desde Hijo del Vikingo hasta Niño Hamburguesa, porque nada dice “seriedad deportiva” como un hombre disfrazado de comida rápida.

El World Collide 2025 en Los Ángeles será el escenario perfecto para este reality show patriótico: luchadores que antes vendían boletos en arenas de barrio ahora serán teloneros de Logan Paul. Eso sí, con suerte les dejarán decir “¡Sí, señor!” en español durante los segmentos grabados. Mientras tanto, los puristas lloran entre sus VHS de El Santo, preguntándose si esto es globalización o colonización con patadas voladoras.

Lo único seguro es que, en el gran circo del wrestling, México sigue siendo el país de los malabaristas… incluso cuando el trapecio está hecho de contratos temporales y promesas de “push creativo”.