El Gran Teatro del Canje Béisbolero y sus Actos de Fe

El Sublime Arte del Trueque Desequilibrado

En un acto de pura alquimia moderna, los Marineros de Seattle, ebrios de su reciente y fugaz rapto de gloria divisional, han decidido emular a los antiguos dioses del Olimpo intercambiando promesas por certidumbre. ¿La víctima propiciatoria? Dos jóvenes ilusiones llamadas Harry Ford e Isaac Lyon, sacrificadas en el altar de un relevista con estadísticas tan gloriosamente mediocres como para ser considerado una adquisición estratégica.

La Lógica Infalible del Ganador Reciente

“¡Necesitamos otro brazo para el bullpen!”, debieron exclamar los sabios mandatarios marineros, tras ser eliminados en el penúltimo escalón. La solución, brillante en su simplicidad cartesiana, fue canjear un prospecto receptor estrella –un ser tan raro como un unicornio en el béisbol– por un lanzador que, según las sagradas escrituras de la estadística, permite carreras con la generosidad de un magnate derrochando limosnas. José A. Ferrer, el héroe adquirido, lanza la pelota muy rápido, lo cual, en la teología del deporte actual, absuelve casi cualquier otro pecado estadístico.

El Refugio de los Perdedores Crónicos

Mientras, en Washington, los Nacionales, esa franquicia que desde su título mundial vive en un letargo digno de un oso en hibernación perpetua, frotan sus manos con la inocencia del que cree haber encontrado un atajo. Reciben a un joven que es minicelebridad en Gran Bretaña –nación famosa por su pasión cricketística y su total indiferencia hacia el béisbol– y al vástago de un ex lanzador. Es la estrategia perfecta para un equipo que terminó último: acumular nombres con historia o potencial, esos bienes intangibles que tan bien disfrazan la ausencia de victorias tangibles.

La Farsa de las “Reuniones de Invierno”

Este monumental movimiento se anuncia, cómo no, en vísperas de las reuniones de invierno, ese carnaval donde los directivos, trajeados como banqueros de Wall Street, negocian seres humanos con la frialdad de quien intercambia cromos. Paul Toboni, el nuevo presidente de operaciones de los Nacionales, estrena su cargo con este golpe de efecto: cambiar presente por futuro, en una apuesta que solo se calificará dentro de cinco años, cuando probablemente él ocupe otro cargo en otra organización. Es el ciclo eterno: los equipos que casi llegan venden su porvenir por un hoy dudoso, y los equipos que no llegan a nada compran un mañana incierto. Todos aplauden, los aficionados especulan y la máquina de hacer dinero, ajena a toda lógica deportiva, sigue girando imperturbable.

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio