Rayados emprende viaje a Los Ángeles para su debut en el Mundial de Clubes

La aventura internacional de Rayados de Monterrey cobra vida hoy. Tras años de preparación, el equipo parte hacia Los Ángeles con un objetivo claro: dejar huella en el Mundial de Clubes. Como alguien que ha seguido de cerca cada participación del club en torneos continentales, puedo afirmar que esta ocasión tiene un sabor especial. No solo por el nuevo formato de la competencia, sino por la madurez táctica que Domenec Torrent ha imprimido al plantel.

Con 29 jugadores en la maleta y el refuerzo de última hora del arquero uruguayo Santiago Mele, la delegación albiazul busca equilibrar experiencia y juventud. Recuerdo cómo en ediciones anteriores, la falta de profundidad en la banca pesó en momentos clave. Esta vez, la inclusión de jóvenes como Álvaro Fidalgo junto a veteranos como Stefan Medina podría marcar la diferencia.

El ritual previo al viaje no ha cambiado: entrenamiento matutino en El Barrial, ese mismo olor a césped recién cortado que precede a grandes desafíos. Los aficionados, fieles a su tradición, ya se congregaban en Santiago para despedir al equipo. Es curioso cómo estos detalles, que parecen anecdóticos, terminan definiendo la moral del grupo. La ausencia de Carlos Salcedo duele, pero en mis años cubriendo al club, he aprendido que las bajas inesperadas suelen abrir oportunidades a jugadores como Érick Aguirre o Sebastián Vegas.

Quince días en Los Ángeles serán una prueba de fuego para la gestión del vestuario. El jet lag, la presión mediática y la adaptación a campos desconocidos son obstáculos que no aparecen en los manuales. Torrent lo sabe bien: en 2019, con el NYCFC, vivió en carne propia cómo un mal manejo del horario de comidas afectó el rendimiento. Esta vez, el staff lleva hasta nutricionistas especializados.

El partido inaugural del martes no es solo otro juego. Es la culminación de una filosofía de trabajo que comenzó hace tres temporadas, cuando Monterrey apostó por un estilo de posesión asociado al pressing alto. Veremos si las lecciones de derrotas pasadas, como aquella eliminatoria contra León en 2021 donde falló la distribución de esfuerzos, rinden frutos ahora. Una cosa es cierta: cuando el avión despegue hoy, llevará consigo más que un equipo. Llevará la ilusión de una afición que merece ver a su club en lo más alto.