Adiós a Susana Klein, la voz inolvidable de Candy Candy y Mafalda

Una voz que definió una época

Con profundo pesar, el mundo del doblaje latinoamericano despide a una de sus figuras fundacionales: Susana Klein. La confirmación de su partida, a los 83 años, llegó de la voz de su colega y gran amiga, Cecilia Gispert, con quien compartió el honor de dar vida a Candice “Candy” White Ardley. En este oficio, las noticias suelen viajar por canales personales, entre colegas que se convirtieron en familia, y esta no fue la excepción. La tristeza es doble, porque se va no solo una talentosa actriz, sino un pedazo de la historia viva de nuestra profesión.

El arte detrás del micrófono: más que una voz

Muchos recuerdan a Candy Candy por sus aventuras, pero pocos conocen la sinergia que existía tras las cortinas. Mientras Cecilia Gispert ponía la voz hablada a la icónica huérfana, era Susana Klein quien le regalaba su alma musical, interpretando los temas “Llámame Candy” y “Carrusel”. Esto nos enseña una lección crucial del doblaje de antaño: era un trabajo de ensamble, donde cada talento sumaba una capa para crear un personaje completo. No se trataba solo de leer líneas, sino de construir una identidad auditiva que perdurara por décadas. Su versatilidad era asombrosa: desde la aguda y perspicaz Mafalda en la pantalla grande hasta la intrépida Lois Lane en “Superman III”, demostraba que una buena actriz de voz debe ser, ante todo, una camaleónica intérprete.

Una vida dedicada al arte, más allá de las fronteras

La trayectoria de Susana refleja el espíritu nómada y dedicado de muchos artistas de su generación. Tras consolidar su legado en México, dio un salto a España en 1989, contribuyendo a la industria ibérica, para finalmente establecerse en Alemania, cerca de uno de sus hijos. Este recorrido geográfico es un testimonio silencioso de la adaptabilidad y la resiliencia que requiere esta carrera. Como suele pasar, los grandes talentos a menudo trabajan lejos de los reflectores principales, dejando su huella en diferentes culturas. Las palabras de despedida de Gispert –”Excelente compañera y amiga… fue una gran alegría haberte conocido”– encapsulan el sentir de una comunidad que valora la camaradería tanto como el talento.

Un legado que resuena en la memoria colectiva

La conmoción por su partida no es solo por la pérdida de una profesional, sino por el fin de un vínculo emocional con nuestra propia historia. Las voces como la de Susana Klein son el hilo conductor de la infancia para millones en Latinoamérica. Nos enseñaron, desde el otro lado del altavoz, sobre la amistad, la valentía y la justicia. En un oficio donde el éxito se mide por pasar desapercibido –fusionándose por completo con el personaje–, el mayor triunfo es ser recordado. Y Susana, sin duda, ha logrado eso: su voz seguirá sonando, generación tras generación, en el carrusel imparable de la memoria y el corazón de sus fans.

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