Belinda y el circo fashion de una serie que olvidó contar mentiras

En un giro irónico que ni los guionistas más creativos hubieran imaginado, Mentiras, la serie de Prime Video ha logrado que el público hable… pero no de su trama, sino del guardarropa de sus protagonistas. Diana Bovio, Mariana Treviño y Regina Blandón hacen lo que pueden entre diálogos olvidables, mientras Belinda, la autoproclamada “Princesa del pop latino”, despliega un desfile de moda que parece más un alegato capitalista que una caracterización de los años 80.

La producción, que prometía nostalgia y drama, se reduce a un catálogo de Chanel rosa y accesorios que cuestan más que el presupuesto de salud de un país en desarrollo. ¿Es esta la crítica velada al consumismo desenfrenado? ¿O simplemente un recordatorio de que, en la era del streaming, la sustancia es opcional si los outfits son Instagrameables?

Mientras los personajes buscan verdades ocultas, el verdadero misterio es cómo una serie sobre mentiras terminó siendo tan transparente en su vacío. Quizá el mayor acierto sea que, al final, el único engaño aquí es creer que esto era televisión y no un unboxing de lujo disfrazado de arte.