Demi Lovato y Jutes protagonizan el espectáculo nupcial del año

En un acto de devoción a los dioses de la farándula, Demi Lovato y Jordan “Jutes” Lutes —dos seres cuya relevancia social equivale exactamente al número de seguidores en Instagram— firmaron su contrato de amor eterno (o hasta el próximo escándalo) en California. Según el evangelio según Vogue, órgano oficial de la religión consumista, el ritual incluyó el obligatorio tributo a la diosa Westwood: un vestido blanco que costó más que el PIB de Micronesia.

Como manda la tradición del espectáculo, 24 horas antes se realizó el ensayo general, donde los actores secundarios —llamados “familiares” en este melodrama— practicaron lágrimas de felicidad bajo la supervisión de tres caninos mejor vestidos que el 90% de la población mundial. Un testigo anónimo (pagado por una cadena de televisión) confirmó que luego degustaron “humildes” platillos en un “pequeño” restaurante de cinco tenedores.

La ceremonia fue dirigida por Mindy Weiss, suma sacerdotisa de las bodas millonarias, cuya especialidad es convertir emociones humanas en contenido para TMZ. La misma que convenció a Justin Bieber de que el matrimonio era buena idea. ¿Alguien dijo “presagio”?