Eiza González rompe el silencio sobre el trauma de crecer bajo el escrutinio público

El éxito temprano de Eiza González como protagonista de telenovelas escondió una realidad cruda: el acoso mediático y la cultura tóxica de la industria del espectáculo. En una reveladora entrevista en el podcast “Dinner’s on me”, la actriz desnudó las cicatrices emocionales de ser juzgada por su físico antes que por su arte.

Su debut como Lola en “Lola, érase una vez” desató una ola de body shaming digital: “Desperté con titulares que me llamaban ‘gorda’ y ‘fea’. Era una adolescente destruyendo su autoestima para encajar en moldes imposibles”, confesó. La presión por cumplir con estereotipos obsoletos la llevó a cuadros de ansiedad y autodesprecio.

El duelo por la pérdida de su padre y la hiperexposición agravaron su crisis: “Sonreía en cámaras mientras interiormente colapsaba”. Hoy, desde la resiliencia, reconoce que esas heridas nunca sanan del todo, pero aprendió a reescribir su narrativa: “La industria te enseña a odiarte. Desaprender eso es un acto revolucionario”.

Su testimonio se suma a un movimiento global que exige el fin de los estándares de belleza tóxicos y prioriza la salud mental sobre los ratings. González se ha convertido en voz clave para una generación que rechaza el perfeccionismo destructivo y abraza la autenticidad radical.