Jessie J revela los desafíos físicos tras su mastectomía

En un mundo donde las celebridades suelen vender perfección filtrada por Instagram, Jessie J decidió mostrar la cruda realidad tras su mastectomía, como si fuera un reality show médico patrocinado por la resiliencia. La británica, conocida por éxitos como “Price Tag”, ahora cotiza algo más valioso que fama: su salud.

Entre tutoriales de maquillaje y confesiones sobre su caída de cabello postquirúrgica, la artista de 37 años demostró que incluso en medio del dolor axilar —ese souvenir no deseado de la extirpación de ganglios—, el show debe continuar. “Todavía tengo cuerdas“, admitió, refiriéndose al síndrome de la membrana axilar, que suena más a instrumento musical desafinado que a secuela médica.

Con la asimetría de sus senos —uno natural, otro producto de la reconstrucción— Jessie J parece encarnar una metáfora involuntaria: la industria que exige perfección ahora debe tragarse la imagen de una mujer reconstruyéndose literal y figuradamente. “Puedo criar a mi hijo, puedo lanzar música”, declaró con tono de superhéroina posmoderna, mientras un presunto coágulo pulmonar intentaba, sin éxito, robarle el protagonismo.

En esta era donde hasta las enfermedades compiten por likes, la cantante transformó su recuperación en un performance: siete semanas de cirugía, dolores que no caben en un tuit, y aún así, el mantra repetido como estribillo: “Puedo hacerlo”. Quizás el verdadero hit no esté en las listas, sino en esta mezcla descarnada de vulnerabilidad y determinación que, irónicamente, le gana a cualquier canción.