Kim Kardashian conquista el mundo legal con la misma facilidad que una selfie

En un giro que nadie vio venir (o más bien, que todos vimos venir porque fue anunciado en cada revista y programa de televisión), Kim Kardashian ha logrado lo imposible: convertir la abogacía en otra extensión de su imperio de realidad aumentada. Tras cuatro largos años de “esfuerzo” —que incluyeron almuerzos familiares convertidos en fiestas sorpresa y exámenes aprobados con la misma facilidad con que se filtran sus fotos en Instagram—, la reina del espectáculo está a un paso de añadir “abogada” a su currículum, justo entre “icono de belleza” y “experta en romper internet”.

Según fuentes cercanas (léase: su equipo de relaciones públicas), la socialité celebró este hito con una fiesta en Beverly Hills, donde sus mentores legales —todos contratados expresamente para la ocasión— aparecieron como extras en este episodio de su vida. “Todos están emocionados y orgullosos”, declaró una fuente anónima, probablemente mientras ajustaba el reflector para la sesión de fotos. Por supuesto, Kim pensó que era un “almuerzo normal”, porque en su universo, los logros académicos se miden en likes, no en horas de estudio.

Pero no todo es champagne y flashes: la estrella también aprobó el temido examen de responsabilidad profesional multiestatal, un obstáculo que, según ella, fue “súper fácil”. “Los conceptos los capto en dos segundos”, confesó en una entrevista pasada, demostrando que el derecho penal es tan sencillo como elegir el filtro adecuado para una foto. Eso sí, la responsabilidad civil le resultó “confusa”, lo cual es irónico viniendo de alguien cuya vida entera es un caso de estudio en responsabilidad mediática.

Kim atribuye su vocación jurídica a su difunto padre, Robert Kardashian, quien defendió a O.J. Simpson en los 90. “Él habría sido mi mejor compañero de estudios”, aseguró, olvidando mencionar que, en su caso, “estudiar” implica un equipo de tutores privados y cámaras de reality show grabando cada momento. Con este nuevo título, California pronto tendrá una abogada capaz de argumentar un caso con la misma elocuencia con que promociona sus productos de belleza. ¿El próximo paso? Quizá una candidatura presidencial. Después de todo, si el derecho fue fácil, ¿por qué no la política?