La insólita cruzada contra la felicidad obligatoria

La insólita cruzada contra la felicidad obligatoria

Pluribus: Un manual de supervivencia para los últimos seres humanos genuinamente miserables.

En un alarde de premonición colectiva, o quizás de simple masoquismo corporativo, la nueva serie de Apple TV, Pluribus, ha sido recibida con un éxito clamoroso por las mismas masas que, irónicamente, se encuentran sometidas diariamente a un bombardeo publicitario que promete la felicidad en forma de nuevo dispositivo. La plataforma, en un acto de sublime contradicción, nos brinda una ficción que critica la misma felicidad estandarizada que su marca vende.

La producción es obra del gran arquitecto de anti-héroes, Vince Gilligan, quien, tras enseñarnos a cocinar metanfetaminas y a eludir la ley, ahora nos instruye sobre cómo esquivar el contagio de la alegría forzosa. Su nueva obra maestra ya ocupa un lugar de honor en las listas de lo más visto en más de ochenta naciones, demostrando que a la audiencia le fascina que le recuerden lo vacías que son sus vidas perfectamente digitalizadas.

Gilligan despliega su prodigiosa inventiva narrativa para urdir una fábula que amalgama la ciencia ficción distópica, el humor ácido y el drama existencial. La premisa central es una joya de la ironía moderna: la persona más abatida del orbe debe rescatar a la humanidad de su peor pesadilla: la beatitud perpetua y artificial. Un verdadero ejercicio de resistencia emocional para una civilización intoxicada de positivismo tóxico.

El Síndrome del Bienestar Obligatorio

Los episodios iniciales nos sumergen en un panorama demente, una alegoría de nuestro tiempo donde la población ha sido infectada por un virus psico-afectivo que la condena a un estado de júbilo antinatural y contagioso. Imagine un mundo donde sonreír es la norma, la queja está proscrita y el malestar existencial ha sido erradicado como una plaga. Un infierno pintado de colores pastel.

En este parque temático de la satisfacción, emerge la heroína improbable: Carol Sturka, una escritora de novelas románticas históricas encarnada por la magnífica Rhea Seehorn. Carol brilla con luz propia no por su talento, sino por estar consumida por una melancolía inexplicable e inmune al contagio. Se descubre así como la única célula rebelde en un organismo social lobotomizado, la última habitante de un mundo tecnológicamente impecable pero espiritualmente yermo.

La premisa, tan inquietante como cáustica, gira en torno a la pregunta fundamental: ¿Cómo logrará la mujer más desdichada del planeta salvar a la humanidad de la dicha? El tercer episodio de esta acuarela satírica ya está disponible para su consumo, una dosis de realismo pesimista para contrarrestar el optimismo obligatorio del resto de nuestra existencia digital.

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