Trump enfrenta escepticismo por su plan fiscal ante la creciente deuda nacional

¿Puede el crecimiento económico salvar a EE.UU. de su crisis fiscal?

En un audaz movimiento que desafía la ortodoxia económica, el presidente Donald Trump insiste en que su paquete de exenciones fiscales multibillonario no solo reducirá impuestos, sino que también pagará la deuda nacional. Sin embargo, senadores republicanos, inversionistas globales e incluso aliados como Elon Musk cuestionan esta visión, señalando que podría profundizar el déficit en lugar de solucionarlo.

Mientras los mercados financieros reaccionan con escepticismo, expertos como Michael Strain del Instituto Empresarial Estadounidense advierten: “Convertir recortes temporales en permanentes sin reducir gastos es una bomba de tiempo fiscal”. La Casa Blanca, sin embargo, acusa a los críticos de basarse en proyecciones “históricamente fallidas”.

El dilema de la deuda: ¿innovación o ilusión?

Trump propone un enfoque revolucionario: usar el crecimiento económico como palanca para compensar los déficits. Pero con tasas de interés del 4.5% —casi el doble que en 2017— y una deuda que supera los 36.1 billones de dólares, muchos economistas consideran esta estrategia una apuesta riesgosa. Elon Musk, exasesor presidencial, lo resume: “Incrementar el déficit socava cualquier esfuerzo de eficiencia gubernamental”.

“Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos que incrementa el déficit presupuestario” — Elon Musk

Conectando los puntos: lecciones de la historia

La táctica de establecer fechas de caducidad a las reducciones tributarias —usada en 2017— ahora resurge como un espejismo contable. Mientras tanto, el Comité para un Presupuesto Responsable calcula que estas medidas añadirían 5 billones de dólares a la deuda en una década. ¿Podría esta crisis convertirse en una oportunidad para repensar el sistema fiscal desde cero? Algunos visionarios proponen modelos radicales: desde impuestos algorítmicos hasta bonos vinculados al PIB.

El debate trasciende lo económico: es una prueba de fuego para la gobernanza del siglo XXI. Como señala Stephen Miran del Consejo de Asesores Económicos, el verdadero desafío es “crecer sin inflación”. En un mundo donde la de pública ya no es excepción sino norma, quizás la solución no esté en ajustar viejas fórmulas, sino en inventar nuevas reglas.