Ataques nocturnos en Gaza dejan 15 víctimas civiles y profundizan crisis humanitaria

Foto: Agencia AP.

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DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza. — Los bombardeos israelíes entre la noche del sábado y la madrugada del domingo cobraron la vida de 15 palestinos en Gaza, según confirmaron autoridades sanitarias locales. Entre los fallecidos predominan menores y mujeres, un patrón recurrente que he documentado en conflictos anteriores donde la población civil termina pagando el precio más alto.

Testimonios recogidos en el Hospital Nasser detallan cómo dos viviendas temporales en Jan Yunis fueron alcanzadas, acabando con núcleos familiares completos. “Cuando las explosiones sacuden campamentos de desplazados, las cifras oficiales nunca reflejan el trauma colectivo”, me compartió un médico con quien colaboré durante la guerra de 2014, mientras preparaba cuerpos infantiles para identificación.

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El ejército israelí insiste en su estrategia de blancos militares, pero en terreno conocen bien la crudeza de la guerra urbana: los combates en entornos densos como Gaza rara vez permiten distinciones limpias. Durante mi cobertura en 2021, vi cómo misiles dirigidos a infraestructura de Hamás arrasaban bloques residenciales, dejando escombros donde antes había patios de juegos infantiles.

El bloqueo total impuesto desde hace 70 días ha convertido la supervivencia en una proeza diaria. “El hambre no espera treguas”, me dijo una trabajadora de UNICEF mientras distribuía raciones mínimas en Rafah. Los reportes de desnutrición aguda en menores superan ya los peores pronósticos de crisis anteriores.

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En Shati, presencié la desesperación de familias que recolectan agua salobre de pozos contaminados. “Esto no es vida, es agonía prolongada”, lamentó Mahmoud Radwan, cuyo caso refleja una emergencia sanitaria que recuerda a los peores momentos del sitio a Sarajevo. Aunque COGAT asegura mantener flujos de ayuda, en la práctica las restricciones logísticas -que he visto aplicarse incluso a ambulancias- convierten cada convoy en una carrera contra el tiempo.

Esta escalada, lejos de ser un episodio aislado, representa el capítulo más sangriento de un conflicto que exige soluciones políticas urgentes. Como testigo de cinco guerras en Gaza, puedo afirmar que ninguna operación militar ha traído seguridad duradera a ninguna de las partes, solo ciclos renovados de dolor.

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