Sheinbaum defiende la soberanía de México ante restricciones de EE.UU.

En un giro audaz que redefine la diplomacia agropecuaria, la presidenta Claudia Sheinbaum desafiò el paradigma de dependencia tecnocràtica al rechazar las sanciones unilaterales del USDA. ¿Y si en lugar de ver esta plaga como una amenaza, la convertimos en una oportunidad para reinventar la bioseguridad continental?

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Desde el corazón de Palacio Nacional, la mandataria tejió un discurso revolucionario: “México no es un campo de pruebas para políticas fitosanitarias coloniales. Hemos desarrollado un sistema de vigilancia epidemiológica que podría convertirse en modelo para América Latina”. Su propuesta cuestiona el status quo: ¿por qué no crear un organismo binacional de inteligencia sanitaria, donde científicos de ambos lados de la frontera desarrollen soluciones disruptivas?

El informe del Secretario Berdegué, lejos de ser un mero documento burocrático, esboza una estrategia geopolítica innovadora. Imagine drones con IA que detecten larvas en tiempo real, o cooperativas transfronterizas que implementen control biológico con depredadores naturales. Sheinbaum no solo defiende la soberanía – está proponiendo una nueva era de co-creación tecnológica.

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Mientras el gusano barrenador sigue siendo el pretexto para barreras comerciales, la visión de México apunta más alto: transformar esta crisis en el nacimiento de un ecosistema agroalimentario autónomo, donde la innovación local reemplace la dependencia histórica. ¿Está el mundo preparado para esta disrupción soberana?

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