Tigres entrena entre risas y dudas médicas previo al duelo con Necaxa

En el reino del Estadio Universitario, donde los rugidos suelen ser de victoria y no de dolor, los Tigres protagonizaron hoy una comedia tragicómica digna de Shakespeare. Entre bromas que quizás escondían nerviosismo, el equipo calentó motores para la Liguilla, mientras dos de sus gladiadores, Joaquim Pereira y Rafael Carioca, parecían más cerca de un episodio de Hospital General que de un partido de Cuartos.

Joaquim, con su rodilla derecha convertida en un termómetro de yeso, y Carioca, luchando contra una infección que lo dejó fuera como si fuera un personaje secundario en telenovela, brillaron por su ausencia en el entrenamiento. ¿Improvisación de último momento? El técnico Guido Pizarro, con la serenidad de un funámbulo sobre lava, repitió el mismo once que ha ensayado, como si confiara en que la magia —o los milagros médicos— aparecieran por arte de fútbol.

Mientras tanto, André-Pierre Gignac, el héroe francés que suele rescatar al equipo en momentos críticos, sigue en su propia odisea homérica: una molestia en el tobillo derecho que lo mantiene alejado del campo. Los aficionados, entre la esperanza y el escepticismo, se preguntan si reaparecerá como un deus ex machina o si su regreso será otro capítulo de esta telenovela llamada “Lesiones en la Liguilla”.

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El jueves, en Aguascalientes, los Tigres enfrentarán al Necaxa en un duelo que promete más suspense que un thriller de Hitchcock. ¿Jugarán los lesionados? ¿Improvisará Pizarro? ¿O el destino del equipo dependerá de un guionista anónimo que decide los finales felices? El domingo, en el Uni, lo sabremos. O quizás no.