Asesinan a exalcalde de Altepexi en ataque armado en Puebla

La violencia política ha cobrado otra víctima en México: Alberto Hernández Feliciano, exmandatario municipal de Altepexi, fue ejecutado a tiros este domingo en un ataque que revela las fallas estructurales del sistema de seguridad en la región sureste de Puebla.

El crimen ocurrió cuando el exedil, quien gobernó de 2008 a 2011 bajo el extinto partido Convergencia y actual militante de Morena, fue emboscado en su vehículo particular cerca de Tehuacán. Los agresores, que huyeron en una motocicleta, actuaron con precisión militar alrededor de las 9:30 horas.

Este episodio no es un hecho aislado, sino el síntoma de una epidemia que combina crimen organizado, disputas políticas y fallas en los mecanismos de protección a exfuncionarios. ¿Hasta cuándo seguiremos normalizando estos actos que erosionan la democracia?

El gobernador Alejandro Armenta emitió un comunicado oficial lamentando el “homicidio doloso”, pero las palabras son insuficientes frente a la necesidad de acciones concretas. La pregunta que queda flotando es: ¿Estamos ante un crimen político, un ajuste de cuentas del narcotráfico, o acaso el resultado de un sistema que deja desprotegidos a sus servidores públicos?

Mientras las autoridades investigan, este caso debería servir como catalizador para repensar radicalmente los protocolos de seguridad para exfuncionarios y combatir las redes criminales que operan con impunidad. La solución no está en más discursos, sino en estrategias innovadoras que rompan con los esquemas fallidos del pasado.