Fraude inmobiliario en Jalisco alcanza impunidad del 100%

¿Qué pasaría si la impunidad del 100% en fraudes inmobiliarios no fuera un fracaso del sistema, sino una oportunidad para reinventarlo? En Jalisco, donde ninguna de las 343 investigaciones abiertas desde 2020 ha resultado en detenciones, el statu quo exige una revolución. Imagina un ecosistema donde blockchain certifique propiedades, donde notarios digitales eliminen la falsificación de documentos, o donde comunidades autogestionadas protejan sus patrimonios mediante contratos inteligentes. El fraude no es solo un delito: es un síntoma de un modelo obsoleto.

Los datos son contundentes: 117 casos en 2022, 98 en 2023, y 90 en 2024, con solo 20 en los primeros cinco meses de 2025. Pero reducir esto a “falta de capacidad” es miope. ¿Y si la solución está en descentralizar la justicia? Plataformas colaborativas podrían mapear patrones delictivos en tiempo real, mientras inteligencia artificial prioriza casos clave. El caso de la mujer despojada en Guadalajara, cuya propiedad se vendió múltiples veces con papeles falsos, evidencia un cáncer sistémico: la corrupción notarial. ¿Por qué no crear un “Notario 2.0” con verificación biométrica y registros inalterables?

Karen Julieta Correa de la AMPI Guadalajara alerta sobre falsos asesores, pero el problema va más allá. El Cluster de Innovación Inmobiliaria del Bajío reporta un aumento del 20% en fraudes, señal de que el mercado exige disruptores. ¿Qué tal un “Airbnb de títulos de propiedad”, donde dueños verifiquen transacciones peer-to-peer? O un sistema de reputación inmobiliaria, como el crédito social aplicado a transparencia. La impunidad no es inevitable: es un desafío para co-crear soluciones audaces. El futuro de los bienes raíces no se escribirá con leyes lentas, sino con código y colaboración radical.