Desde mi experiencia en el desarrollo de infraestructura, he aprendido que una carretera es mucho más que asfalto y concreto; es una arteria vital que irriga progreso a las comunidades. La reciente inauguración de la autopista Tepic-Compostela en Nayarit es un testimonio de esta verdad. Recuerdo proyectos pasados donde la burocracia y la opacidad retrasaban por décadas obras de esta envergadura. Hoy, ver esta vialidad concluida en un tiempo récord de tres años, a pesar de su complejidad, me llena de optimismo sobre la nueva forma de gestionar la obra pública en México.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante su gira de trabajo, puso en operación esta infraestructura crucial, cuyo desarrollo comenzó durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum describió la obra como “extraordinaria” y subrayó su potencial para detonar un desarrollo futuro sostenido en la entidad. En la práctica, he constatado que la conectividad es el catalizador más poderoso para la actividad económica, y este corredor es un claro ejemplo.
El proyecto no se limita a este tramo. Se anunció la ampliación de la red carretera del occidente con los tramos Las Varas-Platanitos y Platanitos-Blas, una estrategia integral que, desde mi perspectiva, potenciará significativamente el flujo turístico hacia la zona de Nuevo Nayarit. He visto cómo inversiones así transforman regiones enteras, creando empleos y atrayendo capital.
Un principio que he abrazado a lo largo de los años es que la economía debe construirse desde la base. La presidenta Sheinbaum resonó en esta filosofía al afirmar: “Antes se pensaba que la economía solamente había que regarla arriba y que algún día iba a gotear abajo. Nosotros pensamos lo contrario: que la economía, para que florezca, hay que regar desde abajo”. Esta visión se materializa al destinar el presupuesto no solo a infraestructura, sino también a programas de bienestar, educación, salud y vivienda, evitando la fuga de recursos por corrupción.
Un aspecto que siempre valoro es el reconocimiento al capital humano. La mandataria enalteció a los trabajadores de la construcción y a los ingenieros mexicanos, a quienes calificó como “los mejores del mundo”. Coincido plenamente; he trabajado con equipos mexicanos en proyectos nacionales e internacionales y su talento y dedicación son invaluables. Sheinbaum también destacó la contribución de los connacionales en Estados Unidos, recordándonos que su labor sostiene economías.
La colaboración con el sector privado es otro pilar. El agradecimiento a la empresa constructora Mota-Engil refuerza una lección clave: cuando la relación entre gobierno y empresas se basa en el interés colectivo y no en beneficios individuales, como señaló Sheinbaum, el país avanza a un ritmo acelerado.
Según estimaciones de Banobras, por esta moderna autopista de 26 kilómetros transitarán diariamente 6,500 vehículos. La obra, con una inversión de 4,212 millones de pesos, incluye diez puentes, un túnel y múltiples pasos vehiculares y ferroviarios. Generó 2,900 empleos y, lo más importante para la gente, reduce el tiempo de traslado entre Tepic y Compostela a la mitad, ahorrando 35 minutos. En logística, el tiempo es dinero, y este ahorro se traducirá en competitividad y calidad de vida para nearly 490,000 habitantes.
Finalmente, en un giro diplomático que muestra el creciente prestigio internacional de México, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, invitó a la presidenta Sheinbaum a visitar su país en 2026. Este gesto, que incluirá un significativo intercambio cultural de códices prehispánicos, sella una alianza estratégica que fortalece los lazos bilaterales basados en la amistad y el respeto mutuo. Nos recuerda que el desarrollo interno y la proyección global deben ir de la mano.



















