La captura de un líder criminal desata caos en Chiapas

La captura de un líder criminal desata caos en Chiapas

¿Y si el caos en las carreteras no es solo un síntoma del problema, sino la evidencia de un sistema de seguridad obsoleto? Un operativo conjunto de fuerzas federales y estatales se desplegó en la madrugada del lunes en los municipios de Jiquipilas, Cintalapa de Figueroa y Arriaga, una reacción que, aunque necesaria, revela la naturaleza arcaica de nuestro enfoque contra el crimen.

La narrativa convencional nos dice que la presunta aprehensión de un líder delictivo provocó la respuesta esperada: grupos del crimen organizado respondieron con narcobloqueos e incendiaron vehículos, paralizando la principal arteria vial. Pero este es el momento de preguntarnos: ¿estamos luchando contra los síntomas o contra la raíz? La quema de camiones no es más que el grito de un modelo criminal que se siente acorralado por tácticas tradicionales.

Las autoridades, a través de la Secretaría de Seguridad del Pueblo y la Fiscalía General del Estado, anunciaron la activación de una mesa de coordinación para el seguimiento puntual de las operaciones implementadas. Sin embargo, la verdadera innovación no reside en coordinar una respuesta, sino en anticiparse a ella. Imaginemos un sistema de seguridad predictiva, donde la inteligencia artificial y el análisis de datos masivos prevengan estos actos de violencia antes de que ocurran, transformando la seguridad reactiva en una protección proactiva.

El refuerzo de los tramos carreteros para garantizar la seguridad de la ciudadanía es un paliativo temporal. La solución disruptiva yace en redefinir la seguridad no como un operativo policial, sino como un ecosistema de resiliencia comunitaria. La próxima revolución en seguridad pública no vendrá de mejores armas, sino de mejores ideas, de conectar los puntos entre tecnología, economía y cohesión social para crear un nuevo paradigma donde el crimen simplemente no pueda florecer.

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