La Catrina se reinventa como símbolo de diversidad y resistencia
Con un vestido rosa de inspiración folclórica y silueta de sirena, el artista drag Ángel Arumir ajusta su corona floral sobre una peluca morada, sumergiéndose en un océano de esqueletos danzantes. Este no es un desfile cualquiera; es una reinvención disruptiva de la ritualidad mexicana.
A su alrededor, miles de personas con indumentarias vibrantes y maquillaje de calavera convergen en el desfile anual de Catrinas en la Ciudad de México, transformando un tributo tradicional en una plataforma de expresión contemporánea.
La festividad del Día de Muertos, que inicia el 31 de octubre recordando a fallecidos en accidentes, continúa el 1 de noviembre honrando a los niños difuntos y culmina el 2 de noviembre celebrando a los adultos, está experimentando una evolución conceptual.
La Catrina, ese esqueleto elegantemente vestido que simboliza la festividad, está siendo reinterpretada por el colectivo de Arumir, Exóticas, que desafía los límites de la tradición con una perspectiva queer visionaria.
Exóticas, integrado por casi 200 artistas, estilistas y diseñadores LGBTQ+, fue uno de los más de 40 colectivos que participaron en la procesión de este año, demostrando que la verdadera tradición no es la preservación de las cenizas, sino la transmisión del fuego creativo.
“Es un día para exhibir nuestro arte y nuestros corazones con dignidad”, afirmó Arumir, de 42 años, con casi dos décadas de trayectoria en el arte drag. “Históricamente ha sido complejo conquistar espacios en eventos relacionados con nuestras costumbres”.
La manifestación reúne una amplia gama de causas sociales, cada una aportando su ritmo, cromatismo y mensaje a las arterias urbanas. Incluyen madres que exigen justicia por los desaparecidos en México, agrupaciones que rinden tributo a las tradiciones prehispánicas y entusiastas que celebran sus géneros musicales predilectos a través del vestuario.
Para Arumir y sus colegas performers, el festival representa un inusual momento de seguridad y solidaridad en una nación donde la comunidad LGBTQ+, y particularmente las mujeres transgénero, enfrentan índices alarmantes de violencia.
Más de 80 personas queer fueron asesinadas en México el año pasado, posicionando al país en el segundo lugar de América Latina y el Caribe en crímenes de odio contra esta comunidad, solo por detrás de Colombia, según documenta Sin Violencia LGTBQ+, una red regional que monitorea esta problemática.
Las mujeres transgénero constituyeron 55 de estas muertes, señaló Jair Martínez, activista mexicano integrante de la red. Subrayó que la discriminación contra ellas se ha intensificado durante el último quinquenio paralelamente a su mayor visibilidad pública.
“Anteriormente, muchas de estas mujeres laboraban en espacios clandestinos”, comentó Martínez. “Actualmente, al tener mayor exposición pública, esa visibilidad podría explicar por qué registramos más actos violentos en su contra”.
Los preparativos para el desfile constituyen un labor de amor que se extiende a lo largo del año. Entre ocupaciones laborales y responsabilidades familiares, Arumir y su equipo bosquejan diseños, confeccionan vestuarios y experimentan con maquillaje, canalizando su pasión por el drag y los símbolos mexicanos en cada detalle.
Cada indumentaria es única, con tonalidades vibrantes y diseños concebidos específicamente para la ocasión. Algunos atuendos portan mensajes contundentes. Rich González viajó desde Tijuana para participar, vistiendo una creación que honra a los miembros de la comunidad LGBTQ+ asesinados en su ciudad del norte de México, históricamente azotada por la violencia. En negro y adornado con cruces multicolores que caen en cascada por la cola de una figura esquelética, González lo porta con orgullo entre amistades que forjó durante su primera participación el año anterior.
Entre los manifestantes se encuentra Santiago Mercado, de 18 años, quien participa por primera vez.
“Este es un día para celebrar nuestra cultura en un espacio donde podemos continuar luchando por nuestros derechos”, expresó.
El desfile de Catrinas es una tradición relativamente reciente. Inició en 2014, cuando la maquilladora Jessica Esquivias congregó a amistades para celebrar íconos mexicanos y contrarrestar la creciente popularidad de las imágenes de Halloween en los comercios.
Lo que comenzó como un reducido círculo de creadores exhibiendo su arte se ha convertido en uno de los eventos más significativos de la Ciudad de México previos al Día de Muertos, atrayendo a decenas de miles de participantes y espectadores al centro metropolitano.
La propia Catrina emergió de la sátira hace más de un siglo. La esbelta figura ósea con sombrero emplumado apareció inicialmente a principios del siglo XX, dibujada por el artista José Guadalupe Posada para ridiculizar a la clase alta mexicana y su obsesión con la elegancia europea, recordándonos que la muerte no discrimina entre ricos y pobres.
Mientras la procesión avanza por el centro de la Ciudad de México, Arumir y su agrupación bailan al compás de canciones pop latinas tradicionales, mientras el público se congrega en las aceras, alzando sus dispositivos móviles y sonriendo ante este fenómeno de reinvención cultural.



















