Los perros héroes que exponen el circo de la seguridad binacional

En un acto que redefine el concepto de “prioridades nacionales”, el embajador estadounidense Ronald Johnson y el fiscal Alejandro Gertz Manero protagonizaron el esperpéntico ritual de jubilar a perros policías, como si estos cuadrúpedos fueran los únicos funcionarios públicos capaces de no defraudar a la ciudadanía.

El diplomático, con la solemnidad de quien anuncia un tratado de paz, declaró que honraban a “valientes héroes de cuatro patas”, omitiendo mencionar que, en comparación, algunos seres bípedos en el poder apenas logran rascar el suelo con sus decisiones.

“Estas unidades caninas son cruciales”, proclamó, enumerando cómo los animales detectan drogas, armas y dinero, habilidades que, irónicamente, superan las de ciertos cuerpos policiales dedicados más a “detectar” sobornos que amenazas reales.

El clímax llegó al revelar que un can “interceptó casi 50 mil pastillas de fentanilo”, cifra que, por supuesto, no tiene nada que ver con el fracaso estructural de las políticas antidrogas de ambos países. ¡Qué mejor manera de celebrar el éxito simbólico que ignorando el desastre material!

La cereza del pastel: la mención a los 269 perros donados desde 2023, como si el trueque de mascotas fuera la solución a décadas de colaboración fallida contra el crimen organizado. Eso sí, los presidentes Sheinbaum y Trump aparecen como promotores de esta “alianza estratégica”, demostrando que hasta en la diplomacia canina se aplica el principio del mínimo esfuerzo.

Y así, entre aplausos y ladridos de aprobación, se rindió homenaje a los únicos funcionarios incorruptibles: aquellos que, literalmente, no pueden hablar para denunciar el circo en el que trabajaron.