Ciudad de México.– Con apenas 30 años y una década enfrentando diversas enfermedades crónicas, la periodista Samara Martínez, originaria de Jalisco, ha decidido iniciar un proceso legal para poder acceder a la eutanasia en México, un derecho que actualmente no está permitido en el país.
La historia de Samara es una de resistencia. Su lucha comenzó a los 16 años, cuando fue diagnosticada con hipertensión y dislipidemia. Con el paso del tiempo, su estado de salud se complicó con lupus eritematoso sistémico e insuficiencia renal crónica.
A lo largo de su tratamiento, la joven ha pasado por dos trasplantes de riñón, uno de ellos donado por su propio hermano; sin embargo, ambos fueron rechazados por su organismo. Hoy, Samara depende de una máquina de diálisis durante hasta 10 horas al día para poder sobrevivir.
“Mi cuerpo estaba muy cansado… perder la esperanza después de intentarlo es muy desgastante”, compartió la periodista, quien afirma que su decisión no surge del miedo, sino de la dignidad y el cansancio acumulado.
“No soy cobarde, lo que he hecho los últimos 10 años de mi vida es luchar. Mis 20 se me fueron en luchar”, expresó.
En México, la eutanasia activa sigue prohibida, aunque 15 estados del país reconocen la Ley de Voluntad Anticipada, que permite a los pacientes rechazar tratamientos médicos que prolonguen artificialmente la vida.
A través de su iniciativa denominada “Ley Trasciende”, Samara busca impulsar un cambio legal que reconozca el derecho a decidir sobre el propio final, especialmente para pacientes con enfermedades terminales o condiciones crónicas que limitan severamente su calidad de vida.
Su caso ha abierto el debate sobre la autonomía, el dolor y los derechos de los pacientes en etapa terminal, poniendo sobre la mesa una discusión que, aunque sensible, cada vez más voces consideran necesaria en México.
















