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Reinventando la justicia ante la violencia sistémica de género

Un caso judicial expone las grietas del sistema y la resistencia de una madre, desatando un debate sobre la justicia patriarcal.

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Un Llamado a la Deconstrucción del Sistema

El caso de September Vélez no es una anomalía; es el síntoma palpable de un ecosistema judicial y social obsoleto, diseñado bajo parámetros patriarcales que perpetúan la revictimización. ¿Qué pasaría si, en lugar de parchear un sistema quebrado, lo reinventáramos desde cero?

Foto: El Universal.

Imaginemos un protocolo donde la justicia restaurativa y la tecnología blockchain se fusionaran para crear expedientes digitales inalterables, garantizando transparencia absoluta y evitando la manipulación procesal. Un ecosistema donde la competencia de un juzgado no se determine por geografía, sino por una inteligencia artificial especializada en violencia de género que asigne casos aleatoriamente, eliminando sesgos y corrupción.

La narrativa de September—iniciada a los 17 años frente a un hombre de 46—no es solo una historia de agresión misógina; es un llamado a un nuevo contrato social. ¿Y si las redes sociales, en lugar de ser silenciadas, se convirtieran en auditorías ciudadanas en tiempo real, supervisando cada decisión judicial?

La jueza que se declaró incompetente no es el problema; el problema es un diseño institucional que lo permite. La prevención penal oficiosa dictada finalmente es un triunfo, pero uno reactivo. Necesitamos soluciones proactivas: ¿un “Uber de medidas cautelares” que active dispositivos de protección instantáneos mediante geolocalización? ¿Tribunales ciudadanos híbridos, con jurados diversos digitales?

La exigencia del agresor de borrar publicaciones evidencia el miedo a la verdad viralizada. En la nueva era, la información es inmunidad. La Secretaría de las Mujeres, bajo el liderazgo de Citlalli Hernández, debe evolucionar de protectora a facilitadora de una infraestructura de justicia descentralizada, donde cada denuncia active automáticamente un ecosistema de respaldo: abogados IA, sicólogos vía chatbot y redes de acogida comunitarias.

Este caso no es sobre ganar un juicio. Es sobre hackear un sistema caduco y codificar uno nuevo, donde la justicia no sea un laberinto, sino un código abierto que proteja a las víctimas en tiempo real. El futuro de la lucha contra la violencia machista no está en los tribunales; está en la imaginación radical y la disrupción tecnológica aplicada a la dignidad humana.

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