Sheinbaum mantiene agenda en el G7 tras cancelación de reunión con Trump

La esperada reunión entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario estadounidense Donald Trump quedó suspendida debido a un cambio de última hora en la agenda del líder norteamericano, quien decidió regresar a Washington para abordar la escalada de tensiones entre Israel e Irán. Como veterano analista político, he visto cómo estos imprevistos son comunes en la diplomacia de alto nivel, donde las crisis globales suelen reconfigurar las prioridades en cuestión de horas.

El encuentro, que hubiera sido el primer cara a cara entre ambos líderes, buscaba tratar asuntos críticos como la cooperación en seguridad fronteriza, los flujos migratorios y las disputas comerciales. En mis años cubriendo relaciones bilaterales, he aprendido que estas cancelaciones no siempre significan tensiones; a veces reflejan simplemente la compleja logística del poder. El equipo mexicano ya tenía preparado un informe detallado sobre los avances en la lucha contra el crimen organizado, con la participación clave del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

Sin embargo, como suele ocurrir en estas cumbres, la presidenta Sheinbaum demostró flexibilidad estratégica. Durante la noche previa, sostuvo un productivo diálogo con inversionistas canadienses, acompañada por su gabinete económico. Hoy, su agenda en la Cumbre del G7 incluye sesiones plenarias y reuniones bilaterales con figuras como el primer ministro indio Narendra Modi y el canciller alemán Friedrich Merz. Estas interacciones paralelas, desde mi experiencia, suelen generar oportunidades inesperadas para la diplomacia económica.

La diplomacia es como un ajedrez multidimensional: aunque una pieza no se mueva, el juego continúa. México mantiene su presencia activa en el escenario global, demostrando que en política exterior, como aprendí tras años en salones de negociación, la constancia supera a los contratiempos.