Adán Augusto y Lilly Téllez chocan en el Senado por acusaciones de narcopolítica

El miércoles 14 de mayo, el escenario político se calentó cuando Adán Augusto López, coordinador de Morena, y la senadora Lilly Téllez protagonizaron un tenso intercambio durante una sesión legislativa. La polémica estalló cuando Téllez cuestionó los vínculos de Augusto con grupos criminales durante su gestión en Tabasco.

El contexto: un homenaje al expresidente uruguayo José Mujica, fallecido el día anterior, se convirtió en campo de batalla ideológico. Téllez arremetió contra Morena, tildándolo de narco-partido y denunciando la contradicción entre su discurso austero y sus prácticas opulentas. “Admiran a Mujica mientras viven en la extravagancia”, afirmó.

La respuesta de Augusto no se hizo esperar. Con ironía característica, vinculó a Téllez con el magnate Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca: Prefiero mil veces ser criticado que ser el títere de los intereses televisivos. Incluso retó a la senadora a presentar pruebas ante el Ministerio Público sobre sus acusaciones de corrupción.

El conflicto escaló a redes sociales cuando Salinas Pliego respondió con sarcasmo: Mejor apoyar a Téllez que ser cómplice de la #PutDelBienestar, en clara alusión a los programas sociales del gobierno. Este choque refleja la polarización en la era de la posverdad, donde las narrativas mediáticas y los algoritmos amplifican las divisiones.

Analistas señalan que este episodio evidencia cómo la política mexicana navega entre fake news, lealtades corporativas y la batalla por el control del relato público. Mientras, la ciudadanía exige transparencia en una democracia que pugna por madurar frente a viejos fantasmas: clientelismo, medios como actores políticos y la sombra del crimen organizado.