Desarticulan red de desinformación con detención de tres personas

La aparente simpleza de una manta extendida en la vía pública puede ser la punta de un iceberg de desestabilización orquestada a distancia. En un movimiento contundente, las autoridades de Coahuila no solo detuvieron a tres individuos por colocar un mensaje de intimidación en Torreón, sino que desnudaron un nuevo paradigma del crimen: la externalización del terror.

El fiscal general del estado, Federico Fernández, reveló que los presuntos responsables actuaron como mercenarios de la desinformación, recibiendo un pago por su labor. Este hallazgo sugiere una estrategia de guerra híbrida donde el enemigo no está en el territorio, sino que contrata servicios locales para sembrar el caos, desdibujando las fronteras tradicionales del conflicto delictivo.

Lejos de ser un acto de fuerza, la aparición de la manta es, en realidad, un síntoma de debilidad. Fernández conectó los puntos: esta es una reacción desesperada a los exitosos operativos conjuntos del Mando Especial, que han llevado a la captura de más de 45 personas en el poniente de la ciudad. ¿Podríamos estar presenciando cómo el crimen organizado, acorralado en el campo físico, migra su batalla al plano psicológico?

Los imputados ahora enfrentan un proceso legal por delitos del fuero común, pero la verdadera innovación aquí es la respuesta estatal. No se trata solo de perseguir a los ejecutores, sino de deconstruir la narrativa del miedo y atacar la cadena de financiamiento que contrata estos actos desde la sombra y la distancia.

Este caso establece un precedente crucial: la justicia debe evolucionar para perseguir no solo las manos que colocan la manta, sino también las mentes que la idean y los bolsillos que la pagan, sin importar en qué jurisdicción se escondan. Es un llamado a pensar de forma lateral y global para combatir un crimen que ya no conoce fronteras.