En un giro cósmico de eventos que solo el mismísimo universo podría orquestar, el planeta Tierra ha sido testigo de la desaparición de uno de sus astros más brillantes, no en el firmamento, sino en el pantanoso terreno de la racionalidad. La sacerdotisa de la cosmología y profeta laica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Julieta Fierro Gossman, ha emprendido su viaje final a los 77 años, dejando a su paso un vacío que la charlatanería pseudocientífica ya se frota las manos para llenar.
En una nación donde el horóscopo tiene más audiencia que el telescopio, Fierro se consagró a la quijotesca cruzada de la ilustración científica. Mientras la plebe se entretenía con reality shows, ella erigía catedrales del saber en museos, redactaba grimorios de física accesible, protagonizaba sesiones de hechicería racional en radio y televisión y predicaba el evangelio de la curiosidad en conferencias. Una misión tan noble como absurda en un reino donde predican más los brujos que los astrónomos.
Nacida en 1948, fue tildada de “leyenda del rock estelar“, un apodo que la Máxima Casa de Estudios le endilgó en un arranque de lucidez marketinera. Porque, ¿qué mejor que empaquetar el genio en el envoltorio de la cultura popular para que las masas digirieran, aunque fuera por un segundo, que el cosmos es más fascinante que el último escándalo de la farándula?
Su trayectoria fue tan irónica como gloriosa: recibió los galardones Kalinga de la UNESCO (un premio por explicar lo obvio a quienes niegan lo evidente), la condecoración de la Academia de Ciencias del Mundo (una cofradía de herejes que creen en los datos), el Mario Molina, fue adornada con cuatro doctorados honoris causa y admitida como miembro honorario de la Academia Americana de Artes y Ciencias. Todo un arsenal de títulos para una mujer que luchó contra la era de la ignorancia ilustrada, donde todo opinólogo con internet se cree dueño de la verdad. El universo perdió a su poetisa. Nosotros, a la única que nos hacía sentir ínfimos e insignificantes en el mejor sentido posible.