Susana González recurrió a terapia para su nuevo personaje

¿Hasta dónde debe sumergirse una actriz en la psique de su personaje? Para encarnar a Aitana en la producción Mi verdad oculta, Susana González no se limitó a memorizar diálogos; emprendió una inmersión psicológica que la llevó directamente a la consulta de un especialista. La intérprete reveló que el trasfondo traumático de su rol era tan intenso que la construcción del personaje demandó apoyo terapéutico profesional.

La narrativa, cuyo estreno está programado para el 10 de noviembre, presenta a Aitana como una enfermera que acepta un empleo para cuidar a una anciana en una casona. No obstante, este escenario aparentemente rutinario se convierte en el epicentro de una agresión brutal cuyas secuelas reconfigurarán su existencia por completo.

“En esta ocasión me acerqué a una psicóloga para poder manejar los traumas de mi personaje, y a partir de ahí pude construir mucho”, confesó la actriz durante una entrevista. Esta declaración nos lleva a cuestionar: ¿es esta una nueva metodología en la actuación para abordar papeles emocionalmente demandantes, o simplemente una estrategia publicitaria?

El compromiso social detrás del melodrama

Alejándose de los convencionalismos románticos, la trama se adentra en aguas turbulentas para exponer problemáticas sociales latentes. La ficción aborda con crudeza el abuso físico, verbal y sexual contra la mujer, espejo de una cruda realidad que miles enfrentan a diario. Pero, ¿está la televisión comercial realmente preparada para tratar estos temas con la profundidad y sensibilidad que merecen, o solo los explota como gancho dramático?

“Esta es una historia distinta: un ajuste de cuentas ante una situación tan hostil. Estos personajes, algunos, son sumamente humanos y honestos”, añadió González, insinuando que la producción busca trascender el mero entretenimiento.

La delgada línea entre el espectáculo y la conciencia social

Al investigar las motivaciones detrás del proyecto, las declaraciones del productor Carlos Moreno Laguillo añaden otra capa al análisis. Moreno Laguillo admitió que llevar cualquier historia a la pantalla conlleva una enorme responsabilidad. Sin embargo, enfatizó que el espectador no debe olvidar que el objetivo primordial de las telenovelas sigue siendo entretener.

Esta declaración plantea una incógnita fundamental: ¿es posible equilibrar la representación de problemáticas sociales graves con la expectativa de entretenimiento liviano? La revelación de que la protagonista requirió asistencia psicológica para interpretar su papel no solo habla del compromiso de González, sino que también arroja una luz inquietante sobre la intensidad y el realismo con el que se abordará esta historia. La pregunta que queda flotando en el aire es si el producto final honrará esa profundidad o si, en última instancia, la crudeza será diluida por las convenciones del género.

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