El América convierte su grandeza en papel mojado ante el LAFC

En un giro tragicómico digno de un guion de telenovela barata, el América demostró que su grandeza es tan sólida como un castillo de naipes en un huracán. El equipo que presume de ser “el más ganador” de México se desplomó ante el LAFC como si fueran extras de una película de desastres, confirmando que su lugar en la historia es el de eterno protagonista de memes.

En apenas siete días, el cuento de hadas del americanismo se transformó en un manual de cómo arruinar las ilusiones de millones. Primero, la Liga MX se les escapó entre los dedos como arena de playa, y luego, la FIFA les regaló una oportunidad en bandeja de plata… que terminaron devolviendo como si fuera comida fría de restaurante de lujo.

André Jardine, el estratega brasileño que parece haber estudiado táctica en manuales al revés, volvió a demostrar su genio para convertir victorias seguras en derrotas épicas. Su movimiento maestro: cambiar delanteros por defensas cuando iban ganando, como si el marcador fuera una sugerencia y no un resultado. El gol del LAFC en el minuto 89 fue tan predecible como el final de una telenovela de las 9.

Mientras tanto, Denis Bouanga jugó con la defensa americanista como gato con ratón, dejando a Kevin Álvarez más perdido que turista sin mapa y a Israel Reyes con más vueltas que trompo. Que no haya anotado antes fue milagro comparable a la multiplicación de los panes y los peces, pero al final, la justicia poética llegó en el 115′, con un gol que tuvo más desvíos que la carrera política promedio.

Y así, el América, ese equipo que presume de grandeza cuando juega contra equipos de medio pelo en la Liga MX, volvió a demostrar que en el escenario internacional brilla tanto como un foco fundido. Mientras tanto, el futbol mexicano pierde otra plaza internacional, porque al parecer, las reglas de la multipropiedad son más difíciles de entender que el guion de “Tenet”.

Para rematar la semana perfecta, Luis Ángel Malagón demostró que puede salir airoso de acusaciones graves, pero no de delanteros rivales. Una metáfora perfecta para un club donde el drama fuera de la cancha supera al talento dentro de ella.

Así termina otro capítulo de la tragicomedia americanista, donde las promesas se desvanecen más rápido que las excusas de sus directivos. El Mundial de Clubes seguirá siendo para ellos lo que el Nobel de Literatura para un youtuber: un sueño inalcanzable.