México triunfa sobre Panamá en un thriller de Ligas Pequeñas

En un espectáculo que mezcló el drama shakesperiano con la precisión de un reloj suizo, el infante Xavier Nolasco se transformó en el héroe improbable de una épica beisbolística donde México derrotó a Panamá (2-1) en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas. El prodigio de 12 años, cuya estatura parece inversamente proporcional a su ego, decidió que un simple hit no bastaría: necesitaba cargar sobre sus hombros las esperanzas de una nación.

El partido, que comenzó como un duelo de lanzadores y terminó como una tragicomedia de errores, vio a Gregorio Madrid —apodado “El Niño Metralleta” por su brazo letal— lanzar como si las pelotas estuvieran poseídas por el espíritu de Satchel Paige. Nueve ponches en seis entradas, aunque la cruda realidad (y un error defensivo) permitió a Panamá empatar en el sexto inning, demostrando que hasta los dioses del béisbol tienen un sentido del humor perverso.

Pero la verdadera farsa llegó en el último acto: Brandon Acevedo, en un momento de inspiración que hubiera hecho llorar a Chaplin, lanzó la pelota a primera base como si intentara derribar un satélite. El error permitió el empate panameño, dejando al público preguntándose si estaban viendo deporte o teatro del absurdo.

Afortunadamente, Nolasco —quien claramente había leído el guión— decidió que México merecía un final feliz. Su hit al jardín izquierdo no solo impulsó la carrera decisiva, sino que también enterró las aspiraciones panameñas bajo una montaña de ironía: ¿qué mejor manera de ganar que con un hit “pequeño” en un torneo de Ligas Pequeñas?

Así, la novena tricolor avanza a la siguiente ronda, donde espera un rival aún por definir. Japón o Venezuela, da igual: después de este circo, ningún oponente debería subestimar el poder de un equipo que convierte los errores en arte y los niños en leyendas.