Corona Capital cierra 15 años con un cruce generacional épico
Después de cubrir festivales por más de una década, te das cuenta de que algunos trascienden la simple lista de artistas para convertirse en un termómetro de una comunidad. El Corona Capital 2025, en su decimoquinto aniversario, fue precisamente eso: una poderosa celebración que fusionó nostalgia, descubrimientos sonoros y regresos históricos. No fue solo un evento musical; fue un gran cruce generacional. Desde los que crecimos con los discos de los 2000, hasta quienes descubren el rock a través de algoritmos en TikTok, y los veteranos que hemos atestiguado la metamorfosis de este encuentro desde su génesis. Esa convivencia es, en mi experiencia, el signo más claro de un festival que ha logrado conectar con la esencia de su público.
Ajustes de Última Hora y Lecciones de Flexibilidad
Como en cualquier producción de esta magnitud, la planificación se topa con la realidad. Las cancelaciones de Waxahatchee, Jelly Roll, Samia y PinkPantheress podrían haber creado un vacío. Sin embargo, una lección que he aprendido a lo largo de los años es que la verdadera prueba para una organización no es la adversidad, sino su capacidad de reacción. La incorporación de Whitney, Parallelle, Lyrah y Adéla no solo llenó los espacios, sino que demostró la riqueza y diversidad del panorama musical actual. Estos cambios, aunque sorpresivos, se integraron con una fluidez que apenas afectó el ritmo trepidante del fin de semana.
Permítanme guiarlos a través de un recorrido por lo más destacado de estas tres jornadas inolvidables en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Día 1: Un Recordatorio de la Fuerza del Rock Clásico
La apertura con Franz Ferdinand fue una inyección de pura energía. Sus riffs icónicos, especialmente en temas como “The Dark of the Matinée” y “Take Me Out”, funcionaron como un puente sonoro perfecto entre millennials y la Generación Z. Fue un recordatorio de que algunas esencias nunca pasan de moda.

Un Momento Cumbre con QOTSA y Foo Fighters
Luego llegó el turno de Queens of the Stone Age, que transformó su presentación nocturna en una lección magistral de rock contundente. Josh Homme, con su carisma característico, comandó un setlist cargado de potencia con “Little Sister”, “In My Head” y “Burn the Witch”. La jornada cerró a lo grande con los incansables Foo Fighters. Ver a Dave Grohl y su banda descargar clásicos como “All My Life”, “Rope”, “Times Like These” y “The Pretender” es una experiencia que, puedo asegurarles, consolida el espíritu de cualquier festival de rock.
Segundo Día: Diversidad y Espectáculo en Estado Puro
El sábado nos llevó por un sendero completamente distinto, demostrando la versatilidad del cartel. El acto de Alabama Shakes, con Brittany Howard al frente, fue una de las presentaciones más celebradas. Howard transmutó el escenario en un ritual emocional con “Don’t Wanna Fight No More”, “Gimme All Your Love” y “Gemini”.
Horas después, llegó uno de los shows más comentados: Chappell Roan. Desde mi perspectiva, su apuesta por una producción teatral y visualmente deslumbrante está redefiniendo lo que significa un espectáculo para una audiencia hiperconectada. Canciones como “Super Graphic Ultra Modern Girl” y “Femininomenon” fueron coreadas con una intensidad que normalmente se reserva para los himnos consagrados.

Tercera Jornada: Emoción e Intensidad Inigualables
El domingo comenzó con calma, pero hacia la tarde, el Autódromo se convirtió en territorio de camisetas negras: era el día de Deftones. Chino Moreno emergió entre luces verdes y desató el primer gran estallido del día. “Be Quiet and Drive (Far Away)” y “My Own Summer (Shove It)” generaron mosh pits y una atmósfera eléctrica, una de las más intensas de todo el fin de semana.
Luego, el festival se sumió en un modo de suspenso colectivo. La pantalla principal inició una cuenta regresiva que anunciaba el tan esperado regreso de Linkin Park. Fue un momento mágico; miles de personas dejaron lo que estaban haciendo y convergieron frente al escenario principal. La banda abrió con “Somewhere I Belong”, y al instante, una multitud coreó las letras como si hubiéramos retrocedido dos décadas en el tiempo.
El clímax emotivo llegó con “In the End”, tras una entrada cargada de simbolismo con máscaras de luchadores, una bandera de México y hasta la aparición del Dr. Simi. Fue un guiño local que selló una noche de pura conexión y que, estoy seguro, quedará grabado en la memoria de todos los asistentes.


















